Suponiendo… sin conceder

Suponiendo… sin conceder

La transformación llegará a Pachuca, sin duda

Sin la menor duda, con el debate entre aspirantes a la presidencia municipal de Pachuca, pese al formato cansado, aburrido y pesado del Instituto Estatal Electoral, se puede advertir que algo cambiará en el próximo gobierno municipal.

Y no es la chusca obviedad de que cambiará el alcalde, que ya es ganancia, sino en una auténtica y profunda transformación en la forma de gobernar.

En términos prácticos, la contienda es de dos: Jorge Reyes y Benjamín Rico, el resto, serán una anécdota pasajera pese a sus buenas intenciones y grandes capacidades.

La transformación llegará porque la actual forma de gobernar es insostenible, en la inteligencia que los problemas que aquejan a la capital del estado ni son recientes ni jamás se han atendido.

Los cinco aspirantes coincidieron en señalar que la actual es “la peor” administración municipal que ha tenido la capital del estado.

La enorme exposición que, ante la opinión pública, tienen hoy los gobernantes, será sin duda una de las más importantes herramientas que tendrá esa transformación.

No habrá ya, jamás, un semáforo descompuesto por casi un año porque las redes sociales evidencian esa negligencia criminal, brutal.

Nunca más habrá contratos con empresas recolectoras de basura que no tengan la capacidad de cumplir con esa importantísima labor, porque la sociedad tiene con qué defenderse y criticar, reconvenir y hasta regañar a las autoridades.

Lo que digan las encuestas y las elecciones, es una vía y la consecuencia será una renovación, no solo de personas, sino de actitudes. 

La transformación en la forma de gobernar es ya una realidad y quien no la comprenda estará condenado, no solo a perder elecciones, sino a defenestrar su carrera política, sea extensa o sea incipiente. 

La joya literaria del compositor hispano-cubano Antonio Matas describe perfectamente los males que aquejan a las administraciones municipales, desde hace siglos, precisamente por una forma de gobernar y administrar los recursos públicos municipales que hoy ya no tienen cabida:

La lluvia la manda Dios, el agua la da el alcalde; en casa la quiero yo, ¡ay! mas yo la pido en balde. 

La transformación llegará a Pachuca, sin la menor duda,

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