Rebeca Aladro, otro empujón
La candidatura de Rebeca Aladro Echeverría como aspirante a la Suprema Corte de Justicia de la Nación no quedará en simple anécdota, aunque los números nacionales la hayan borrado del mapa judicial.
La maniobra de cálculo político cuidadosamente tejida por actores que, aunque formalmente alejados del PRI, siguen operando con sus mismos métodos, ayudó a que, cuando menos, Rebeca Aladro esté en el radar del electorado hidalguense para futuras elecciones.
Las maniobras electorales del actual delegado de la Sedatu, Julio Valera, cuya operación fueron tan cercanas que se desarrolló junto con familiares y gente cercanísima a la magistrada local, surtieron buen efecto en los números que obtuvo en las elecciones, en el estado, desde luego.
Operaron también para alimentar la votación en el estado, expertos operadores como Onésimo Serrano, Ricardo Crespo y otros más de cuña tricolor cuyo trabajo insistió directamente en que Hidalgo tenga un alto porcentaje de participación, entre lo mínimo que ocurrió en todo el país, con 19. 4 por ciento.
De acuerdo con los conteos del INE, Aladro Echeverría obtuvo un millón 447 mil 059 votos a favor, en todo el país, lo que por supuesto no le alcanza para entrar a la Suprema Corte.
Sin embargo, la presidenta del Tribunal Superior estatal logró 119 mil 901 votos en Hidalgo, que se antojan formidables dado el tamaño de la votación en general, en el que ocho de cada 10 personas decidieron no votar.
Aun cuando es evidente que hacer campaña no es lo suyo, pues a lo largo de toda su trayectoria en el poder judicial debió demostrar capacidad jurídica y no popularidad, Aladro Echeverría está un paso más adelante que hace tres meses a una posible candidatura para la próxima gubernatura, adelantada por apetitos personales de unas y unos y por condescendencia excesiva de otros.
Solo dos condiciones sine qua non (dicen las abogadas y los abogados más exquisitos):
Un poco más de media training y claridad en su discurso político.
Y quizá uno más: la ciudadanía hidalguense merece transparencia, no simulación.
Que no dependa su candidatura del apoyo de exoperadores del PRI reciclados como “independientes”, sino de su compromiso con la justicia y la legalidad.
Y con el proyecto del gobernador, por supuesto.
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