Por Las víctimas acusan falta de atención en Agencia del Ministerio Público de Pachuca
Sufrieron un accidente, en día de asueto.
Como corresponde en estos casos, el ajustador de seguros realizó todo el papeleo necesario para remitir a las víctimas a un hospital para su atención médica.
El impactante trago amargo que implica sufrir un percance nunca llega solo, viene acompañado de la burocracia, la más anquilosada y lenta de todas.
La burocracia, que inicia su lento andar con los ajustadores se seguros, que tardan, tardan mucho en llegar al lugar del accidente.
O eso le parece a quien lo sufrió.
Mientras, el viacrucis continúa con las llamadas telefónicas a familiares, amistades y toda aquella persona que signifique un poco de esperanza en el aciago momento.
Luego, la burocracia oficial, esa que permanece, siempre, aunque se oculta ocasionalmente durante los recorridos de altos funcionarios.
Esa que reaparece apenas se van.
En este caso, luego de la atención médica, el dolor de los golpes y contracturas a flor de piel, hay que correr hacia los trámites penales.
Las personas afectadas refieren que, de la Beneficencia Española, ese hospital privado de Pachuca que goza del monopolio de los collarines, les enviaron a la agencia del Ministerio Público.
La oficina de la Procuraduría General de Justicia se ubica en la calle Cayetano Gómez Pérez, en pleno centro de la capital hidalguense.
Ahí les enviaron los médicos a efecto de que el personal ministerial les selle su hoja de egreso del nosocomio.
Por fin salieron del hospital.
Pero cayeron a la “Procu…”.
Llevan más 50 minutos tocando el timbre de servicio al usuario sin recibir respuesta alguna, pese a que se observa claramente ser un servicio de atención de 24 horas.
No, no han tardado todo ese tiempo en atenderles. Han tardado todo ese tiempo en abrirles la puerta.
El pesar de sufrir un accidente, aumenta si es un día de asueto.
