¿Educación o profesionalización?
Solemnidad y debate de altura se quedaron en un cajón
El declive en la política es algo que se escucha, se lee y se vive en la actualidad sin distingo de orden o nivel gubernamental, pero para muestra un botón, el debate parlamentario pasó de ser una confrontación ideológica propia de cada partido a una lluvia de aplausos, risas e insultos.
En días pasados fuimos testigos de declaraciones de violencia política en razón de género, denuncias, denostaciones, aclaraciones, ruedas de prensa y hasta sanciones no solo entre pares sino también hacia el personal que ya es víctima de maltrato en el Congreso del Estado de Hidalgo.
Podríamos acusar de desconocimiento de la ley a nuestros representantes populares y de ahí asumir que esa sería la razón de tan penoso actuar, pues además de estar prohibido el diálogo en tribuna, también se prohíbe la proliferación de discursos con un léxico soez, tal y como se vivió.
El artículo 30 fracción VI de la Ley Orgánica del Poder Legislativo enmarca como obligación de los congresistas “conducirse con respeto en sus intervenciones durante las Sesiones y los Trabajos Legislativos en los que participe, absteniéndose de ejecutar ademanes y pronunciar palabras ofensivas o injuriosas (…)”.
Tal vez el desconocimiento de esta norma sea justificable ante la inexperiencia, pero no lo es el desconocimiento de nuestra Carta Magna que si bien, enmarca el derecho a la libertad de expresión, reconoce como límite el ataque a la moral, la vida privada o la vulneración de derechos de terceros.
Sin embargo, el problema podría ser la falta de preparación académica por parte de nuestros representantes populares quienes se preocupan por la profesionalización de servidores públicos al servicio de los gobiernos estatal y municipales, pero no del suyo.
El artículo 31 de la Constitución Política del Estado de Hidalgo señala únicamente que para ser legislador se requiere ser hidalguense, tener dieciocho años cumplidos al día de la elección y tener residencia no menor de tres años en la entidad, requisitos básicos e incluso simples.
Por lo que no es de sorprender que de 30 congresistas hidalguenses uno cuente con educación básica concluida, uno sea técnico superior universitario, 10 no cuenten con la acreditación de estudios universitarios ante el Registro Nacional de Profesionistas, 11 acreditaron su licenciatura, 7 maestría y uno con doctorado.
Lo más preocupante es que varios personajes de la vida pública buscarán saltar a otro cargo de elección popular en 2024 y no nos quedará más que añorar aquellos tiempos en el que en las campañas proliferaban propuestas concretas, por mediocres que fueran, pues ahora se basan en la denostación o colgarse de un personaje popular para atraer fama.