“Fofo” Márquez, el cobarde y su estrategia de mentiras.

“Fofo” Márquez, el cobarde y su estrategia de mentiras.

Si algo hay peor para la dignidad humana es, además de haber cometido un “error”, que en realidad es un delito, culpar a terceras personas por esa reprochable conducta y peor aún, culpar a la víctima del yerro.

Así lo ha hecho el irascible golpeador apodado “Fofo” y apellidado Márquez, quien permanece preso en el penal de Barrientos, en el estado dd México.

Y está ahí, preso, no por un “error” o un hecho fortuito o involuntario, está ahí por haber golpeado, con salvajismo, con alevosía, con ventaja, con premeditación, a una mujer.

El hombre, de 27 años, practicante de box, decidió arremeter a golpes y patadas contra la mujer, que tiene, poco más o menos, el doble de su edad, porque ella, con su vehículo, golpeó el espejo de la camioneta del “influencer” berrinchudo.

Motovo sufiente para que él, en una actitud traicionera, cobarde, miserable, se le acercase a la víctima, le diera uno, dos rectos en el rostro, uno, dos ganchos al abdomen.

La mujer, aturdida por los golpes y la sorpresiva agresión, cae al suelo; ya tirada “Fofo” le da una, dos, tres, cuatro patadas, estando ella en el suelo.

Más nivel de cobardía, es imposible.

Las reglas no escritas de un combate callejero dicen, en un pleito entre iguales, que patear a alguien que ha caído al suelo es lo más miserable que se puede hacer.

“Fofo” tiró a la mujer y estando en el suelo, le dio una, dos, tres, cuatro patadas.

Después, “Fofo” se inclina hacia la mujer, que yace en el suelo, y así, él de pie y ella tirada, le propia dos puñetazos más en la cabeza.

Dos puñetazos más, en la cabeza, ella tirada, él de pie.

En total, “Fofo” Márquez golpeó en 10 ocasiones a la mujer, evidentemente sin respuesta de ella.

En 10 ocasiones, ocho de las cuales ocurrieron mientras ella estaba tirada en el suelo.

Eso no es un error, es un acto cobarde y miserable perfectamente consciente.

Las crónicas publicadas en distintos medios de comunicación relatan la audiencia realizada el pasado miércoles, donde, en una estrategia de mentiras casi tan cobardes como sus golpes, dijo que reaccionó “de forma equivocada”.

No, no reaccionó de forma equivocada, reaccionó de forma agresiva, cobarde, ventajosa.

Márquez no habría reaccionado así ante un hombre de mediana edad, que le representase el riesgo de que sus cobardes agresiones tuvieran respuesta.

Reaccionó así, violento y cobarde, porque sabía que la mujer, débil e indefensa, no le significaba peligro alguno.

“Fofo”, en continuación con su estrategia cobarde y mentirosa, acusó a la víctima de haberlo agredido verbalmente.

Suponiendo…sin conceder, que así hubiese sido, cualquier insulto proferido por la mujer habría dañado, cuando mucho, el frágil ego del “influencer”.

“Su señoría no me destruya la vida”, “soy un junior no un delincuente”, clamó.

Sí, es un “junior”, uno cuyo cacumen es severamente limitado; y a reserva de los burocratismos judiciales, también es un delincuente.

No hay otra forma de calificar a un hombre que abusa, que agrede, que ataca de esa forma de una persona que no se puede defender.

No hay acto más repugnante que un hombre que abusa de un ser más débil, aprovechando esa desigualdad.

Alguien así no merece conmiseración alguna, ni judicial, ni moral, ni social.

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