Andrés Velázquez: sensatez vs lambisconería
No había transcurrido más de una hora de la aprobación de la Reforma Judicial en el Senado de la República, cuando el Congreso de Oaxaca la aprobó también, para dar paso a una cascada de legislaturas locales que, como se le conoce coloquialmente, en «fast track», es decir, sin tomarse la mínima molestia en leer, mucho menos analizar la minuta, palomearon en sus respectivos plenos.
En el colmo de la sinrazón, hubo quienes apostaron que sus respectivos estados serían “los primeros”, en aprobar sin leer, sin revisar, sin moverle una coma, como si de competencia por quedar bien con el presidente de la República se tratase.
Que de eso se trata, desde luego, pues las características particulares y circunstancias especiales de cada estado y sus poderes judiciales no tendrían la menor importancia cuando el fin mayor es obedecer.
Obedecer ciegamente.
Contrario a esa enfermiza lisonja, el presidente de la Junta de Gobierno del Congreso del estado, Andrés Velázquez Vázquez, confirmó que la minuta de la reforma judicial fue remitida por el Senado para su análisis y votación en el Congreso local a los pocos minutos de haberse aprobado.
Sin ceder a las presiones no solo insensatas, sino de burdo radicalismo inmaduro, Velázquez Vázquez aseguró ante representantes de los medios de comunicación que la minuta se analizaría, con el cuidado de la certeza jurídica, en la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales, lo que se hizo.
Para entonces, ya se había anunciado la meta de 17 Congresos locales con los que la reforma procede a su promulgación, por parte del Ejecutivo Federal y publicación en el Diario Oficial de la Federación, para su entrada en vigor.
Sin ambages, Velázquez Vázquez afirmó que “los diputados no podemos votar a la ligera”, que no es sano que busquen entrar en la vorágine de decir “sí, ya, en Hidalgo también ya está aprobado”.
La minuta se aprobó finalmente, y queda el antecedente que, venturosamente, no todos ni todas las representantes de la cuarta transformación se instalan en la frivolidad de lambisconear al líder del movimiento, en el “quedabienismo” enfermizo que reduce el quehacer político, jurídico y legislativo al más ramplón servilismo.
Saludemos esa esperanzadora reflexión.
**Las expresiones contenidas en estas líneas, son opinión de ellas, y por lo tanto, no representan la postura editorial de CentralMX.
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