Por Carolina Viggiano, brutal respuesta
El pleito innecesario que, otra vez, sostiene la candidata priista al Senado, subió de tono y le generó una respuesta no solo contundente sino brutal por parte del Consejo Coordinador Empresarial en el estado.
Fue en 2022, durante la campaña electoral para la gubernatura cuando ocurrió el primer desencuentro, en el que el coordinador de campaña de Viggiano Austria, candidata al gobierno estatal entonces, Marco Mendoza Bustamante, hoy presidente estatal priista, acusó al organismo empresarial de buscar incidir en el proceso electoral, por haber dado a conocer estadísticas electorales que realizó la misma empresa Parametría.
El CCEH, en aquel momento encabezado por el hoy secretario de desarrollo económico del gobierno estatal, Carlos Henkel Escorza, respondió con un sutil comunicado que los integrantes del consejo “son firmes creyentes que, a través del diálogo y el buen entendimiento, es como se pueden construir grandes alianzas y apostarle a crecer nuestras fortalezas; es por ello que la comunidad empresarial del Estado de Hidalgo, que forma parte del CCEH rechaza categóricamente los señalamientos”.
En un nuevo proceso electoral, el Consejo repitió el proyecto de encuestas elaboradas por Parametría, lo que ocasionó una nueva protesta priista.
Viggiano Austria, en conferencia de prensa, acusó que el CCEH difundió encuestas, dijo, que tienen como objetivo ser instrumentos de uso electoral para alentar el voto a favor de Morena.
El CCEH reprochó lo que consideró un ataque y respondió con inusitada dureza, calificando como “insultos y mentiras”, lo dicho por la candidata tricolor.
Remachó además que Carolina Viggiano observa apenas el uno por ciento de la aprobación electoral, y que en la pasada elección de 2022, a pesar de que perdió por más de 30 puntos, nunca reconoció su derrota e impugnó la decisión de “la gran mayoría del pueblo hidalguense”.
El evidente uso político de las encuestas no es algo nuevo ni que el PRI no haya utilizado jamás.
La confrontación no se trata solamente de dimes y diretes al calor electoral, retrata la sistemática estrategia priista de la descalificación.
Atacar al gobierno, al hoy partido dominante y a organismos por lo que antes el propio PRI pergeñaba como partido gobernante, durante casi un siglo, es un despropósito.
Desmemoria e intolerancia, nada más.
