Tendederos de denuncia, ejercicio de libertad de expresión: SJF

Tendederos de denuncia, ejercicio de libertad de expresión: SJF

El Semanario Judicial reconoce que visibilizan la violencia de género y amparan a víctimas en el derecho a denunciar

Claudia Martínez

Los llamados tendederos de denuncia, una práctica cada vez más frecuente en universidades, espacios comunitarios y colectivos feministas, han sido reconocidos oficialmente como un mecanismo legítimo de visibilización de la violencia de género y como parte del ejercicio de la libertad de expresión.

El criterio fue publicado el pasado viernes en el Semanario Judicial de la Federación, órgano de difusión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el cual establece que este tipo de acciones, en las que se colocan carteles, hojas o mensajes señalando actos de acoso y agresiones, constituyen una forma válida de expresión social y de denuncia.

De acuerdo con el máximo tribunal, los tendederos no sólo representan un canal alternativo para denunciar cuando existen barreras institucionales, sino que también fortalecen el debate público sobre la violencia de género, un tema de interés general.

El Semanario Judicial precisó que estos espacios deben analizarse bajo el principio de máxima protección a la libertad de expresión, en particular cuando quienes participan son mujeres, niñas y adolescentes en contextos donde la denuncia formal puede derivar en represalias, revictimización o desconfianza hacia las autoridades.

Sin censura previa

El criterio también advierte que la colocación de un tendedero no puede ser considerada, por sí misma, como un acto ilícito, y que no corresponde a las autoridades suprimir o censurar estas manifestaciones, salvo en casos excepcionales en que se acrediten daños directos y desproporcionados a derechos de terceros.

Con esta publicación, la Suprema Corte marca un precedente en materia de derechos humanos y perspectiva de género. Organizaciones feministas celebraron la decisión, al señalar que los tendederos se han convertido en un espacio de catarsis y denuncia colectiva en escuelas y centros laborales donde los protocolos institucionales suelen ser lentos o ineficaces.

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