El bloqueo y la mentira, obra de profesionales del “sindicato”.
La precisión cuasi militar de los camioneros que, en formación de brigada, llegaron a Pachuca para ahogar la ciudad por completo por alrededor de 12 horas, llamó la atención.
El sistema de provisiones utilizado para alimentar a los cerca de 300 personas, dos por camión en los 120 vehículos que infartaron el primer cuadro de la ciudad es de profesionales en el arte de la extorsión, no en constructores ni transportadores.
Cada camión recibió tortillas, carne (arrachera y roast beef) y refrescos para atender, como se debe, a choferes y acompañantes apostados en las calles de la capital del estado.
Dejemos de lado el tema legal, Francisco Fernández Hasbun, jefe del despacho de la Procuraduría de Justicia estatal, explicó que el caso que involucra a Arturo William Trejo, cuñado de la diputada local, Ahlely Medina, y a las víctimas (de quienes no haremos más referencia por respeto a su pasado pero sobre todo a su futuro) se encuentra en revisión ante el Poder Judicial Federal y están a la espera de la resolución.
El despliegue logístico, estratégico y territorial de los camioneros nada tiene que ver con la justicia que dicen exigir.
El trasfondo es, como siempre, el dinero, el poder.
Como cualquier político cuando dice que su principal preocupación es el bienestar del pueblo, miente abierta y descaradamente, como en este caso.
La presión ejercida tiene que ver con los contratos de obras tan grandes como el Tren México-Pachuca y la transportación de minerales, entre otras más pugnadas por el sindicato del cemento, ese que bloqueó el acceso a la comunidad de Garabatos a la altura del acceso a las minas del municipio de Zimapán.
Luciano Cornejo Barrera, enlace de la Secretaría de Gobernación en Hidalgo y exdiputado local por el PRD reveló las prácticas gangsteriles de ese “sindicato” en perjuicio de otros y de trabajadores independientes en aquella región.
Este no fue un bloqueo para exigir justicia, fue un despliegue monstruoso de recursos para amedrentar y extorsionar.
El gobierno estatal, tan pasmado que hasta les hackearon una cuenta oficial, no se puede permitir aparentar debilidad ante el tamaño de mafia que ayer asfixió a la capital del estado y otras zonas del valle de México.
No se lo puede permitir.