La ASEH y la PGJEH, a escena.
Los actores (políticos) han llevado la puesta en escena hacia una representación que, si no fuera una tragedia, sería una gran comedia.
A partir de la revelación de la llamada “estafa siniestra”, el más grande saqueo al erario estatal jamás documentado, ocurrido en las postrimerías del gobierno de Omar Fayad, la Auditoría Superior y la Procuraduría General de Justicia del estado desempeñan el papel protagónico en esta dramaturgia.
Al día de hoy, con los nuevos acontecimientos salidos a la luz, ambas instituciones adquieren todavía mayor relevancia en el entramado.
El “acuerdo” al que llegó el exdiputado y virtual presidente municipal de Cuautepec, Jorge Hernández Araus, para solventar, así, como por arte de magia, como si se tratase de unos pocos pesos, los casi cinco millones de pesos que no ha podido desentrañar desde su cargo como diputado y presidente de la Junta de Gobierno del Congreso local, es un misterio.
El auditor, Jorge Valverde, tendrá que explicar en qué consiste ese acuerdo, en qué momento se llegó a él, bajo qué concepto legal y sobre todo, por qué se le permite “acordar”, cuando lo que procede cuando concluye el periodo legal y no se solventa una observación es una denuncia, no un acuerdo.
En razón a qué, se le tienen semejantes consideraciones a un exdiputado que dejó pendientes de aclarar recursos públicos que estaban bajo su cuidado.
Además, el alcalde de Mineral de la Reforma, Eduardo Medécigo informó que se integran carpetas de investigación ante un posible delito por las irregularidades halladas en la administración del expresidente municipal, Israel Félix Soto y su suplente, Fernando Escalante, quien gobernó el municipio los últimos seis meses.
La investigación por 287 millones de pesos, cuyo destino no es claro, involucra a los dos expresidentes, a algunos exregidores y otros funcionarios de la administración municipal pasada.
Vaya, en ese caso también tendrán que tomar su papel protagónico Jorge Valverde y Francisco Fernández Hasbun, mirando de frente a la cuarta pared. Es decir, al respetable público.
Ese público que estará pendiente de su actuación, porque aquí ya no cabe el hacer mutis por el foro.
Es decir, nada de salir de escena con discreción.