Suponiendo…sin conceder

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Samuel García, cunde el mal ejemplo naranja

Por: Fernando Hidalgo Vergara @FHidalgoVergara

Su inaudita frivolidad debía cobrarle factura en algún momento; no dejó nunca de ser un “fenómeno” de redes sociales que llegó a gobernar su estado con nula experiencia y todavía menos conocimiento.

Samuel García Sepúlveda demostró que, a pesar de sus estudios, es un hombre profundamente ignorante, no solo de su ramo académico, el derecho, sino de la política, en la que está inmerso de rebote y gracias a la popularidad de su esposa.

Samuel García ha sido la burla nacional en, al menos, tres ocasiones, en las que su banalidad intelectual le ha impedido librarse de la mofa unísona en el universo cibernético.

El 10 de diciembre de 2020, Samuel García, entonces precandidato a la gubernatura de Nuevo León, desahogó sus pesares en una entrevista confesó lo complicado de su infancia, en la que su padre, en un despliegue inaudito de crueldad, lo obligaba a madrugar los sábados para llevárselo a jugar golf.

Ahí, sin duda, comenzó a ganarse el título de hombre.

El siete de octubre de 2020, Mariana Rodríguez, esposa de Samuel, volvió viral un video que compartió a través de sus “historias”, en las que inmortalizó la frase “fosfo fosfo”, gracias a sus tenis en color naranja brillante.

Y gracias a que ignoró los esfuerzos de su esposo por recordar los municipios a los que acudiría en calidad de candidato al gobierno nuevoleonés.

Ni su esposa lo pela, fue el comentario general.

Hoy, Samuel es la burla porque se convirtió en el precandidato más efímero de la historia, con alrededor de 45 minutos, para luego ocasionar la crisis de gobernabilidad más fuerte en el norte del país desde los aciagos tiempos de la Liga Comunista 23 de septiembre.

De ese tamaño la sinrazón.

El caso de Samuel García no es aislado, su partido, Movimiento Naranja, se ha convertido en un esquirol del oficialísimo y un propulsor de ejemplares políticos carentes de sustancia y, lamentablemente, de cacumen.

El ejemplo más virulento es el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, recientemente acusado de censurar el libro del periodista Ricardo Ravelo, y que incluso rompió con el propio partido, luego de recibir su apoyo, por no comulgar con los procedimientos del dueño de la franquicia, el expriista Dante Delgado.

En Hidalgo, no podía ser menos anodina la historia del partido naranja, cuyo más reciente candidato a la gubernatura es el ahora diputado Francisco Berganza, el bautizado como “tonadillero”, ejemplo de traiciones, veleidades y mezquindad política.

Como “nuevas” figuras del naranjismo asoman los expriistas Ernesto Vázquez Baca y, más recientemente, Alejandro Enciso Arellano, cuyas trayectorias son cortadas, ambas, por la misma tijera política.

En la misma línea de García Sepúlveda, son hombres que ya dejaron atrás el halo de la juventud, pero no de la inmadurez.

El caso de Samuel García debe ser un ejemplo y una lección política para todo el país, la fama creada en las redes sociales nunca garantizará preparación política, académica, intelectual ni mucho menos profesional para generar gobernantes con un mínimo de capacidad para no decir y hacer estupideces, en perjuicio del pueblo al que le pedirán su voto.

Estamos a tiempo.

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