El Estado de México, laboratorio…de la desgracia.
Por: Fernando Hidalgo Vergara
Ayer se realizó el primer debate entre las candidatas al gobierno del Estado de México, uno de los dos últimos bastiones del priismo en el país.
El panorama para el tricolor es desolador, por decir lo menos.
Aun con la precaria, muy primaria preparación y sino intelectual de la candidata de Morena, Delfina Gómez Álvarez, la campaña de Alejandra del Moral no despega y, por el contrario, desaprovecha la ventaja que en ese sentido mantiene sobre su rival.
En el debate, Delfina Gómez navegó en las aguas de la incertidumbre, criticó los programas sociales “asistencialistas” del gobierno de Alfredo del Mazo, cuando son una copia fiel de los del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Luego de criticarlos, prometió no solo mantenerlos, sino incrementarlos.
Las risas no se hicieron esperar.
Del Moral atacó en prácticamente todas sus intervenciones a su contrincante sin advertir que no estableció ninguna línea sólida de propuestas de gobierno para sus adeptos.
En el colmo del nerviosismo y las limitaciones discursivas, Delfina Gómez rechazó haber incurrido en actos de corrupción cuando despojó de sus emolumentos a empleados del ayuntamiento de Texcoco, cuando ella gobernaba ese municipio.
Pero aceptó que su partido sí incurrió en esa ilegalidad. Más risas.
En la víspera, Paco Vázquez, representante de Morena ante el IEEM, y personaje cercano a Delfina Gómez, agredió con expresiones machistas a Alejandra del Moral, la llamó “rata y puta”.
La candidata priista fue exhibida, la víspera del debate, con arengas poco ortodoxas en las que mencionó que “queremos constancia de mayoría, no de buena conducta”.
“Tomen su lugar en la batalla y hagan lo que saben hacer, para bien o para mal”, señaló, con la vetusta metáfora Atlacomulquense por delante.
Quienes dicen que saben de política, afirman con circunspecta pasión que la elección para la gubernatura del Estado de México es “el laboratorio” previo a las proyecciones nacionales de la elección presidencial.
Pobre Estado de México, con ese nivel tan ramplón, frívolo y deplorable del laboratorio electoral actual.
Pocas veces tan alarmante.
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