Por Por: Fernando Hidalgo Vergara @FHidalgoVergara
Huichapan, Tula y Tizayuca, la inseguridad
La percepción de aumento en la inseguridad, y las manifestaciones en consecuencia, mantienen convulso al estado, al menos los últimos tres meses.
La crisis de inseguridad en Tizayuca marcó el inicio de la turbulencia que no concluye y que las autoridades han potenciado en lugar de mantener en bajo perfil.
«Los hijos del Diablo», banda que asesinó ya a dos choferes de transporte público de la empresa que brinda este servicio entre la capital del país y la ciudad de Tizayuca.
Esa banda que, inicialmente, fue minimizada por las autoridades municipales de Tizayuca y, en respuesta, llegó el primer homicidio.
Posteriormente, las autoridades estatales aseguraron que habían desarticulado a esa banda y, como respuesta, llegó el segundo asesinato.
Más allá de quienes se «cuelgan» de estas tragedias para, en el colmo de la sevicia, obtener algún rédito político, como el Diputado priista Rubén Moreira, la población salió a las calles a exigir seguridad en la autopista México-Pachuca y en la propia zona de Tizayuca.
El general brigadier Alfredo Salgado Vargas, recientemente designado comandante de la dieciochoava zona militar, laureado por sus acciones bélicas exitosas en el norte del país, esputó en su primera declaración pública la presencia de un cártel en el estado, lo que fue inmediatamente desmentido por el secretario de Seguridad Pública, Salvador Cruz Neri.
En respuesta, hombres armados ejecutaron a un comandante de la Guardia Nacional, en Huichapan, además de dejar herido a otro elemento.
Apenas el sábado pasado, familiares de personas desaparecidas realizaron una marcha por la Calzada Melchor Ocampo, en el corazón de la ciudad de Tula.
La manifestación, cuyo objetivo fue llamar la atención de las autoridades de seguridad pública para la búsqueda y localización de las personas no localizadas, causó revuelo en la población de Tula.
Poco más de 20 casos de personas desaparecidas sin resolver, en una comunidad que ha padecido la violencia de grupos delictivos desde hace tiempo.
Fuera del discurso clásico de los «hechos aislados» y sus nuevas denominaciones, las autoridades de los tres órdenes de gobierno tienen el compromiso incumplido de brindar certeza y no incertidumbre a la población.
Una marcha para exigir resultados es signo de descomposición, fueron menos de 100 personas las que tomaron la calle para que la autoridad voltee a verlos.
Esperemos que el número no aumente.
