Suponiendo…sin conceder.

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“El Gokú” y el grupo de choque de la UAEH

Por: Fernando Hidalgo Vergara @FHidalgoVergara

El Gokú”, cuyo nombre de pila obviaremos, forma parte importante del equipo de “diálogo y negociación” de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, que llegó al edificio central de la UAEH para arremeter a golpes contra estudiantes y quienes se interpusieran.

El hombre, exestudiante de la Preparatoria número 3, en Pachuca, en los años 1995-1996, era parte del grupo cercano, en esa institución, del entonces presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo, la FEUH, de tristes y célebres recuerdos en la sociedad hidalguense.

El Gokú” era, junto con otros jóvenes estudiantes de esos ayeres, parte del “grupo de choque” que “atendía” encargos de cierta naturaleza e importancia.

Algunos de esos encargos, cuentan quienes lo vivieron, eran finalizados en el interior de una, también célebre en aquellos días, camioneta Ford Van color azul.

El Gokú”, 27 años después, continúa formando parte del grupo de choque con que la máxima casa de estudios del estado reprime y ataca estudiantes, ahora bajo el institucional esquema del área de “Protección Universitaria”.

Llegaron en vehículos rotulados, con los colores institucionales que son, en este momento, por supuesto, guinda y blanco, de los que descendieron para, en “operación de pinza”, tomar a los estudiantes del Instituto de Artes a dos flancos para “liberar”, de una prisión imaginaria, a la directora del IDA.

La golpiza que le dieron a uno de los alumnos, cuyo mayor error fue entusiasmarse por una “causa” para la que está aún muy joven, fue miserable.

Ese que sacaron cargando, un niño, de no más de 15 o 16 años.

Llegaron paramédicos de la Secretaría de Seguridad Pública estatal para atenderlo lo dejaron sentado en la banqueta, enfrente del edificio de la UAEH, para que lleguen sus papás, que no estaban en Pachuca.

Tenía golpes por todos lados.

Estaba llorando, como el niño que es.

Y algunas personas que lo rodeábamos, igual.

De coraje. De impotencia.

¿Cómo puede alguien golpear así a un niño?

¿Quién tiene la sangre para golpear así a un niño?

Porros con experiencia de casi tres décadas.

Porros con corbata.

Políticos, con vulgares ambiciones, que utilizan a la UAEH para fines y objetivos particulares.

El orgullo de ser universitario no es más que un eslogan de grilla barata para quienes, bajo las alas de la Garza, hoy decapitada, continúan buscando poder y dinero.

Y el niño que llora golpeado, la mamá que sangra indignada, los heridos que solo estudiaban, continuarán soportando la indiferencia de políticos y gobernantes.

La sangre en las escalinatas universitarias pasará a la historia.

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