La oposición, un hazmerreír
Nada capitaliza más en política que aprovechar los errores y carencias de los adversarios.
Esto, el presidente Andrés Manuel López Obrador lo ha hecho con maestría, es el mejor comunicador político de los últimos tiempos, sin la menor duda.
La oposición, sin embargo, ha quedado reducida a pequeñas reyertas internas que facilitan la labor política – partidista del presidente.
Verbigracia a bote pronto, la “maestra” Delfina Gómez, candidata a la gubernatura del Estado de México, es una mujer con severas y enormes limitaciones intelectuales que la han hecho sufrir en los últimos días.
Incapaz de articular más de dos ideas concretas y mucho menos de poderlas expresar con claridad, ha hecho lo imposible por no asistir a los debates en los que quedaría expuesta su franca incapacidad.
Su contraparte, sin embargo, no ha podido, o no ha querido, capitalizar esa sería falencia de su rival y prefiere navegar en la tranquilidad de una campaña estulta.
En Coahuila, Armando Guadiana es poco menos que impresentable, moral y políticamente hablando.
Con acusaciones de corrupción y tráfico de influencias para favorecer la explotación minera que lo ha vuelto millonario, la simpleza de su rival, (¿quién es su rival?) le ha permitido transitar sin sobresalto alguno hasta el momento, gracias, también, a ese halo purificador que la cuatroté profiere a sus adeptos.
Qué ha hecho la oposición sino el ridículo, con pleitos entre sí, con el PRI como más claro ejemplo con sus interminables conflictos internos que la dirigencia nacional, encabezada por Alejandro Moreno y Carolina Viggiano, se encarga de exultar con cinismo sin par.
El más reciente, nuevamente, el conflicto añejo entre la propia Viggiano Austria y casi cualquier otro actor político, hace unos días con Miguel Osorio y recientemente con el también exgobernador Omar Fayad.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como inapelable árbitro legal, le dio una tunda al equipo jurídico del exgobernador, otra vez.
Más allá del litigio, está la pérdida de tiempo que el tricolor prodiga a sus militantes y simpatizantes, quienes ven con desesperación cómo se acerca el momento de definiciones políticas y electorales y su institución partidista hace lo imposible por no solo no concretar una candidatura seria, sino por despedazarse entre sí apenas y surge alguna con escasas posibilidades de trascender.
Por eso, el presidente ríe a carcajadas con el fuego detrás de él.