Una oportunidad histórica.
No podemos cerrar los ojos a la realidad: la historia registrará, a la luz de los hechos, que el gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca, y el presidente del Congreso, Andrés Velázquez, dejarán las condiciones para que Hidalgo sea gobernado, después de dos siglos de existencia, por una mujer.
La opresión histórica del sistema político y social que nos domina, hasta hoy, no puede ser rota si no es bajo esas circunstancias.
Las diputadas Hilda Miranda y Diana Rangel marcaron la ruta, las principales figuras políticas del oficialismo (lo son, aunque sientan que es un término peyorativo y “neoliberal”) Tania Meza, Simey Olvera, Susana Ángeles ya se pronunciaron al respecto.
Y tienen razón: una gubernatura exclusiva para mujeres de dos años es una afrenta.
La iniciativa presentada ayer, como informamos aquí, es el impacto al decreto publicado el siete de marzo de 2023 en el Periódico Oficial del Estado, que homologó los calendarios electorales federal y local y estableció que la gubernatura electa en 2028 tendría una duración de únicamente dos años.
Según el planteamiento de Rangel Zúñiga, ese diseño podría derivar en que la primera mujer en gobernar Hidalgo ejerza un mandato “significativamente más corto que el de un hombre electo en 2030, cuyo periodo sería de seis años”.
Para evitar ese escenario, la propuesta incluye la reforma al artículo cuarto transitorio del decreto, a fin de que, por única ocasión, “la persona titular del Poder Ejecutivo electa en 2028 ejerza el cargo durante cinco años, del 5 de septiembre de 2028 al 4 de septiembre de 2033”.
El gobernador Menchaca, jefe político en el estado, la recibió con opinión positiva, Andrés Velázquez respaldó el proceso legislativo.
Vaya, parece ser que la aprobación es un trámite nada más.
Trámite que falta por cumplirse.
Pero como dijo el filsosofo pampero, “se hace camino al andar”.


