No discursos, sí carpetas. El lugar “non sancto”.
Así se refirió el gobernador del estado, Julio Menchaca, al hecho ya incontrovertible y añosamente negado de la presencia de criminales organizados en Hidalgo, particularmente en la región de Tula.
No discursos, sí carpetas, declaró el gobernador Menchaca, ante la posibilidad de integrar denuncias contra autoridades omisas.
Luego de la matanza en un bar de esa ciudad, “La Resaka” un lugar “non sancto” al que no era recomendable acudir, cuyo saldo hasta ahora es de seis personas asesinadas, el mandatario estatal confirmó que esas “células” criminales tienen muchos años enquistados en el estado sin que ninguna autoridad, ni municipal ni estatal ni federal hayan hecho algo para proteger a la población.
Esa complicidad o, cuando menos, omisión, es la única forma de explicarse el camino libre que la delincuencia encontró para realizar sus actividades.
Si nos ceñimos a los hechos históricos, todos los gobiernos federales desde hace cinco décadas han abandonado a los gobiernos estatales y municipales, cuya incapacidad operativa es evidente ante el creciente poder de los criminales.
Todos.
Así ha crecido ese monstruo, así sigue creciendo.
Y no parece haber forma de detenerlo.


