“Ahí está el pan (PAN)”.
Así, con esa frase legendaria en el deporte que significa “ataca a ese jugador, porque es el más malo”, se revela el Partido Acción Nacional como el “pan”, el jugador malo (malo de maleta, no de maldad) en la oposición política en Hidalgo y en el país.
En tiempos de definiciones, el Partido Acción Nacional ha optado por el silencio. No por prudencia política ni por cálculo estratégico, sino por cobardía. Una oposición que no incomoda al poder, que no confronta la corrupción ni señala los excesos del oficialismo, no es oposición: es comparsa. Y eso es, lamentablemente, lo que el PAN se ha convertido a nivel nacional y estatal.
Ricardo Anaya, quien en otro momento fue una figura influyente en el escenario político nacional, hoy se ha desdibujado por completo.
Desde su exilio voluntario y luego “vacaciones” en los Estados Unidos ha sido incapaz de alzar la voz frente a los escándalos recientes que involucran a figuras clave del régimen: el silencio ante el enriquecimiento y los privilegios de personajes como Adán Augusto López o el ya descarado protagonismo internacional de Andy López Beltrán –el hijo del presidente paseándose por Japón con fondos y funciones que nadie le ha otorgado– es ensordecedor.
La pusilanimidad del PAN no sólo se nota en su dirigencia nacional. En Hidalgo, la situación es aún más vergonzosa. Antiguos líderes del panismo, que alguna vez presumieron ética y principios, hoy se arrastran en la simulación a cambio de recursos y prebendas.
Ejemplo reciente, Asael Hernández, quien fuera coordinador del grupo legislativo del PAN en el Congreso local, terminó convertido en un beneficiario más del sistema, cobrando “súper bonos” mientras guardaba silencio ante componendas oficialistas.
En el colmo de la insensatez, ahora el partido, orgulloso de su doctrina humanista, aceptará chapulines provenientes de cualquier ideología, si es que la tienen.
“Mi permanencia pende de un hilo”, dijeron dos figuras históricas, de una pieza, del panismo hidalguense.
Acción Nacional ya eligió su papel: el de comparsa de los poderosos.