Por Xóchitl Gálvez visita Hidalgo
El próximo jueves 21 de marzo, por la tarde, visitará Xóchitl Gálvez la ciudad de Tulancingo para un evento de campaña.
Entre sus actividades en aquella ciudad, la candidata del PRI, PAN y PRD, tiene previsto visitar al arzobispo de la Arquidiócesis de Tulancingo, Hidalgo, Domingo Díaz Martínez, otra vez.
Gálvez Ruiz ya pasó a tocar base con el jerarca católico el 12 de octubre del año pasado, aún como aspirante a la candidatura presidencial.
“Pasé a saludar a mi querido arzobispo de Tulancingo, Monseñor Domingo Díaz Martínez, coincidimos en la urgencia de trabajar para llevar paz y tranquilidad para todos los mexicanos”, publicó en aquella ocasión la hoy candidata presidencial en sus redes sociales.
Díaz Martínez comanda una jurisdicción católica nada menor: 32 municipios del oriente del estado de Hidalgo, tres municipios del estado de México, 14 municipios de la Sierra Norte de Puebla del estado de Puebla y tres más de la Huasteca Baja del estado de Veracruz.
Xóchitl Gálvez no ha ocultado su mayor afinidad a la ideología del panismo, no solo ajena sino contrapuesta a las del priismo y perredismo, pues en su agenda, además de la cercanía con la jerarquía católica, privilegia el acercamiento con grupos empresariales.
El equipo de campaña de Gálvez Ruiz, y ella misma, parecen no comprender todavía que esa afinidad con élites clericales y empresariales redunda en puntos…a su adversaria.
De acuerdo con datos del Censo de Población y Vivienda 2020, elaborado por el INEGI, en materia de religión, en el año 2020 el porcentaje de población que se declara católica fue de 77.7 %, 19 puntos menos desde 1980 y 10.2 puntos menos desde 2000.
Una gradual y constante reducción de fieles de la iglesia católica (de 82.7 a 77.7 %) y un aumento constante también en el porcentaje de personas sin religión (de 4.7 a 8.1 %, con un 2.5 adicional de personas sin adscripción religiosa). (INEGI, 2020).
La iglesia católica ha hecho, y hará, política per saecula saeculorum, pues se trata de una organización eminentemente política y sobre todo humana, que privilegia la consecución de sus intereses particulares, de su grey pero sobre todo de su jerarquía.
No se trata simplemente de reducción de puntos electorales en las encuestas, la cercanía con los clérigos implica el riesgo de un posible compromiso para retroceder en materia de derechos ganados durante décadas, sobre todo para los que aún son considerados como grupos vulnerables.
No se puede estar bien con Dios y con el Diablo.
Diablo con vestido azul.
