Suponiendo…sin conceder

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Cuidado con el PRI, en todo el sentido de la palabra

Por: Fernando Hidalgo Vergara

Si hay una institución política, en el mundo, ha demostrado adaptación ante la adversidad, es sin duda el mexicanísimo Partido Revolucionario Institucional.

De orígenes populares trastocados por los apetitos voraces, insaciables, de muchos de sus miembros de antaño y hogaño, el PRI ha transitado por la historia nacional de día y de noche.

Hacedor de instituciones, las que luego sus integrantes se dedicaron a saquear, el PRI y los priistas sin duda saben desempeñar el arte de gobernar.

Las dos funciones principales de un partido político las domina el Revolucionario Institucional, ganar elecciones, o arrebatarlas si las condiciones y circunstancias lo permiten, y gobernar bien, para sus adeptos y, a veces, para la población.

“No somos perfectos, pero sabemos gobernar”, cita de Alejandro Moreno dicha por Marco Antonio Mendoza, presidente estatal del PRI.

En ese concepto cabe desde la comisión de errores humanos hasta la tolerancia a delitos varios, comprobados, no siempre castigados.

Con personajes tan disímbolos como Carlos Salinas de Gortari y Jesús Reyes Heroles, el priismo, al que defiende Mendoza Bustamante con prestancia, elocuencia y apasionado conocimiento, está más vivo que nunca.

Y no será la primera vez que regrese por sus fueros, porque cuenta con gente capaz de organizar, disciplinar, ejecutar, ejercer y aplicar la política electoral y la pública.

Los conceptos básicos del priismo se definen, por antonomasia, en el trabajo de la dirigencia nacional, que encabeza Alejandro Moreno: rudeza necesaria, o no, con amigos y enemigos.

El priismo es tan fuerte que necesita de sí mismo para dañarse, la desbandada de perfiles ilustres como Miguel Osorio y Omar Fayad, considerando sólo a Hidalgo, tiene en la lona al partido.

La rapacidad de otros ilustres priistas que dieron cobijo a grandes saqueos, como Peña Nieto y Omar Fayad, si consideramos sólo la última década, tienen en la lona al partido.

Pero ningún otro partido, ni ningunos otros políticos, tan expertos en el foucheliano arte de levantarse para seguir anclados al poder, de la forma que se pueda, como el PRI y los priistas.

Cuidado con el PRI, porque tiene la capacidad de levantarse y recuperar su trono como ente gobernante por excelencia en México.

Cuidado con el PRI, si es que lo logra.

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