Crisis de cuadros II: ¿En qué momento empezaremos a levantar el tiradero?
Por: Fernando Hidalgo Vergara
El célebre actor mexicano Demián Bichir señaló, en una entrevista, un par de sentencias demoledoras:
1. “Dejen de limpiar su casa durante décadas, como han hecho con México, y no bastarán seis años para terminar”.
2. “Mientras dedicarte a la política siga significando un paso libre para hacerte millonario, seguiremos equivocados”.
La bandera del gobierno de la cuarta transformación fue limpiar al país de corrupción, de tráfico de influencias, de dedazos, de amiguismos, de compadrazgos.
Todo eso, de lo que durante este sexenio que fenece hemos visto en cara de los hermanos y los hijos del presidente Andrés Manuel López Obrador y que con rostros tan insultantemente eternos como los amigos y mecenas del presidente, Manuel Bartlett, Ignacio Ovalle y Marcelo Ebrard no ha dejado de suceder.
Como si fueran los mejores años del priismo.
El priismo, ese que, con Alejandro Moreno Cárdenas, investigado por la FGR por los posibles delitos de tráfico de influencias, desvío de fondos federales, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y fraude fiscal, nada más, siguen en la política y la administración pública.
Completan el cuadro la hidalguense Carolina Viggiano y el sonorense Manlio Fabio Beltrones, con quienes el llamado “partidazo” en épocas pasadas asegura escaños en el Senado para el próximo sexenio.
En el PAN, la lista se enriquece, metafóricamente hablando por supuesto, con Marko Cortés, Francisco Cabeza de Vaca o Ricardo Anaya.
Sí, Cabeza de Vaca, quien ni siquiera puede pisar el país y Ricardo Anaya, radicado en Atlanta, por aquello de las malditas dudas, desde hace un lustro.
Si las elecciones se ganaran con autoridad moral y no con votos, estos próximos comicios tendrían que cancelarse hasta que se renueven por completo las candidaturas.
Los partidos satélites no muestran mejores cartas: el Partido Verde, en Hidalgo, posiblemente postule para el senado al exgobernador Omar Fayad, cuya estela de saqueo al erario durante los últimos meses de su gobierno le perseguirán eternamente en el terreno judicial y, sobre todo, en el moral.
La reflexión del histrión Demián Bichir quiso atender únicamente a la oposición, sin embargo, en el gobierno de López Obrador sobran ejemplos de que no solo no se ha comenzado a levantar el tiradero que hay en el país, sino que se sigue ensuciando con repugnante regularidad.
¿En qué momento comenzaremos a limpiar?
Con los “cuadros” que hay, hasta ahora, se antoja prácticamente imposible.
Dice una frase extraída también del ambiente artístico: “¡Oh! ¿y ahora, quién podrá ayudarnos?
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