Feminicidios brutales.
Fernando Hidalgo Vergara @FHidalgoVergara
En la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, se analiza el dictamen de una reforma que busca incluir en los planes y programas de educación básica la concientización de la violencia hacia las niñas, adolescentes y mujeres, sus efectos negativos en la sociedad y con base en los derechos humanos, por parte del personal docente educativo como componente del proceso de enseñanza, aprendizaje y eficacia del proceso educativo.
Se plantea reformar el artículo 29 de la Ley General de Educación, con la finalidad de establecer un apartado que concientice sobre la violencia hacia las mujeres desde una etapa de educación inicial y se reflexione sobre las luchas que se han emprendido durante las últimas décadas en el ámbito, social, económico y político.
En Hidalgo, en México y en el mundo entero hay manifestaciones culturales de machismo, misoginia y violencia en contra de las mujeres.
Esos actos miserables comienzan desde una burla o crítica indeseada, no pedida, hacia la apariencia de una mujer.
La violencia de género, dice la iniciativa analizada, ocasiona discriminación, afectaciones psicológicas y hasta físicas en la vida cotidiana de las mujeres, por lo que es evidente que existen deficiencias en el sistema de enseñanza desde el nivel preescolar hasta la preparatoria o vocacional.
Expertos en genética y boxeo dicen que dos mujeres boxeadoras no son mujeres, son hombres y no deberían atreverse a pelear con mujeres.
¿Por qué? Pues porque sí, porque pueden.
Jefes de Estado, como el nuestro, señalan a mujeres políticas como producto, aparición o creación de un hombre, desde luego.
Actos de violencia que van desde una expresión en las redes sociales, una burla en el convivir diario. Hasta que llegan a la agresión física.
Y a la muerte. Al asesinato.
Al feminicidio.
El Gabinete de Seguridad, encabezado por el secretario de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna, informó ayer la detención de tres personas relacionadas con el triple feminicidio que ocurrió la semana pasada en un domicilio de Santiago Tulantepec.
Tres mujeres, dos hermanas y su amiga, fueron asesinadas, así, sin más.
Más allá de la excelente labor policial, en la que participaron 60 elementos, quienes realizaron trabajo durante 24 horas continuas, este atroz crimen deja al desnudo nuestra precaria cultura del respeto.
Nuestra precaria actitud hacia las medidas de prevención hacia la violencia en contra de las mujeres.
Las prendas naranjas sirven para un carajo si no dejamos de burlarnos de quienes las usan, como símbolo de rechazo a esa violencia en sus diferentes y disímbolos niveles.
Eso es lo que se necesita, empezar desde cero y desde lo básico.
A ver si así algún día nos educamos como hombres.
“El título de hombre hay que sabérselo ganar”: Fernando Díaz Pavia.