Nada más despreciable que politizar una desgracia
Por: Fernando Hidalgo Vergara @FHidalgoVergara
Vaya enfermedad que tenemos en México, la de “politizar” la tragedia, la desgracia ajena.
Como dice el ahora clásico de la cultura popular cibernética, “imagínate vivir en Suiza y perderte cosas así”, lo que refiere, sin duda, a hechos irrefutables de nuestra muy particular idiosincrasia mexicana.
Aprovechar una circunstancia nefasta para convertirse en una persona nefanda.
En eso se ha convertido la clase política mexicana, una especie humana carroñera que husmea en búsqueda de oportunidades para utilizar el menor indicio de tragedia y endosar en sus adversarios políticos toda una carga de responsabilidades con el único fin de desprestigiar la causa ajena y levantar la propia.
No hay ayuda, no hay solidaridad, no hay sinceridad ni adhesión a los padecimientos que experimenta la población.
Sin importar la magnitud del desastre o el tamaño del dolor por el cual atraviesa la población, los políticos y las políticas muestran más preocupación por “hacerse notar” que por resolver la situación.
Los ejemplos más cercanos, con los adeptos del entonces candidato Andrés Manuel López Obrador y su apostilla burda de “fue el Estado”, ante la matanza de estudiantes a manos de criminales en Guerrero.
En sentido contrario, los opositores al ahora presidente arrecian en su contra con el uso “político” de vacunas después de la desgraciada experiencia que resultó la pandemia de la COVID19.
En ambos casos, miseria y mezquindad antes que verdadera solidaridad con la población.
Ayer, en Hidalgo, se experimentó el mismo caso.
Luego de la desgracia de la muerte de un hombre por la agresión que sufrió a manos de policías municipales en Zacualtipán, la población estalló en furia contenida y causó destrozos en inmuebles y vehículos en el municipio.
El alcalde, quien demostró, cuando menos, mucha cobardía y poca habilidad ante las crisis, no solo no supo contener a sus gobernados sino que perdió la dignidad política que pudo haber tenido.
Sin embargo, fue la secretaria general del PRI, Carolina Viggiano Austria, quien dio la nota mendaz al referir qué hay “cada vez más muestras de ingobernabilidad en Hidalgo”.
Además, destacó que el alcalde ahora es integrante de una cosa nueva llamada GPI (el grupo de disidentes del PRI), como si hasta hace poco más de un mes no fuese, aún, miembro del partido en que Viggiano Austria milita y que dirige a nivel nacional.
En nada abona mentir, como lo hizo, al adosar “ingobernabilidad” en Hidalgo, cuando bien sabe que esa condición está muy lejos de existir en el estado.
Hidalgo continúa siendo uno de los estados más seguros del país y esa condición no la perderá por el zafarrancho ocurrido en Zacualtipán.
La politización es una estratagema cuya definición es muy simple: mentir para perjudicar a mi adversario y beneficiar mi causa.
No por ser simple deja de ser artero, mendaz y falaz.