Suponiendo… sin conceder

Suponiendo… sin conceder

Jeanine Otálora, valentía

La Magistrada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación hizo acopio, no solo de valor, sino de verdad.

Tantas cosas que podía decir y decidió hablar con la verdad.

“La política impuso sus tiempos a los plazos de la ley, y ni el Instituto Nacional Electoral ni este Tribunal Electoral pudieron firmar esa decisión”, se sinceró la jurista, quien hizo suya una evidencia pública irrefutable: el presidente de la República violó la ley, violó la Constitución.

Lo que reclamó siendo candidato opositor, lo replicó como la máxima autoridad del poder ejecutivo en el país.

Y no pasó nada, pues finalmente la elección es válida, y la candidata del propio López Obrador es formal y legalmente (y legalmente) es ahora la presidenta electa.

Pero fue más allá: añadió, “hubo que limitarse a tratar de encontrar un cauce legal a una irregularidad que rebasó por completo la eficacia de nuestro sistema electoral “.

La magistrada Janine Otálora al emitir su voto para el dictamen y valide de la elección presidencial, calificó los denominados como “procesos políticos novedosos”, no fue otra cosa que un “fraseo” para evitar reconocer la comisión de un fraude a la ley.

Advirtió que la intervención del l López Obrador, desde “la mañanera”, en más de 50 ocasiones, se evidenció desde el inicio de la precampaña tan adelantada y hasta después de la Jornada Electoral.

“Hay que señalar que desde los tiempos adelantados y hasta después de la jornada electoral, no han sido pocas las veces en que el presidente (AMLO) ha utilizado su poder político y los recursos públicos que acompañan su cargo, para “intervenir indebidamente en el desarrollo del proceso electoral”.

Como dicen los exquisitos de la democracia: en cualquier país donde se respeten las leyes, esta elección debió anularse ante las ilegalidades cometidas por el mandatario federal.

Pero nuevamente, no pasó nada.

La Constitución señala claramente la prohibición de las autoridades de intervenir, interferir o participar abiertamente en las elecciones en favor de alguna candidatura.

Y eso fue lo que ocurrió durante toda la campaña, sin que hubiese consecuencia alguna.

La magistrada electoral sabe que arriesga su prestigio ante la seguridad de que será atacada, linchada mediáticamente -al menos- en esas mismas mañaneras y por toda la caterva institucional de difusores oficialistas que, sin piedad, atacan a quien ose  contravenir lo dicho en el mensaje matutino.

La próxima presidenta ya fue  legalmente confirmada por la autoridad judicial.

Vaya, las ilegalidades no tuvieron consecuencia alguna.

Ni siquiera pública.

**Las expresiones contenidas en estas líneas, son opinión de ellas, y por lo tanto, no representan la postura editorial de CentralMX.

Síguelo por X:

administrator

Noticias Relacionadas

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *