Por La “flexibilización” de acciones afirmativas
La pomposa y jurídicamente denominada “cadena impugnativa” cumple la función, simple y vulgar, de burlar la ley, de buscar recovecos y lagunas que permitan acomodar o “flexibilizar” el estado de cosas de una forma medianamente legal.
Ya lo habían adelantado los representantes partidistas: solicitarían al Instituto Estatal Electoral buscar algún mecanismo para reducir la lista de 27 municipios reservados por el propio IEEH para postulación exclusiva de mujeres.
El mecanismo que encontraron fue la vía independiente, por la cual, al menos, las candidaturas para seis municipios de esos 27 serían encabezados por hombres.
La razón, leguleya, chicanera, es que las reglas de postulación exclusiva para mujeres en esos 27 municipios no aplicaron a las candidaturas independientes, por la cadena impugnativa.
Katy Marlén Aguilar Guerrero, encargada del despacho de la Dirección Ejecutiva de Equidad de Género y Participación Ciudadana del IEEH, puntualizó que esa chicanada podría afectar el objetivo de que estos ayuntamientos sean gobernados por una mujer.
Podría, menos mal.
Pero esa es la intención de los partidos, que han retobado y rezongado la acción afirmativa desde su inicio arguyendo infinidad de situaciones.
El colmo, cuando Alejandro Rosas García, quien aspiraba a gobernar Tulancingo, esgrimió que su derecho a ser votado y la equidad se verían mermados si no se le daba la razón.
El absurdo y la ignorancia remilgan para que se haga todavía más lento el avance de los derechos políticos de las mujeres.
Su “equidad” lleva más de un siglo de ventaja.
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