La oposición calló
Y cayó
La autollamada “Legislatura de la Inclusión” borró la rotación en presidencia de la Junta de Gobierno del Poder Legidlativo.
Es decir, la pluralidad de fuerzas que, en aras de las minorías representadas, pudieran tener participación en el órgano de dirección administrativa -y política, por supuesto- del Congreso local.
Es cierto, la reforma hoy eliminada, aprobada el uno de agosto de 2018, fue pensada para evitar el avasallamiento de la mayoría (ir) responsable comandada por un grupo político cuyo único objetivo era desestabilizar al gobierno de entonces.
La reforma aprobada ayer, está pensada en que la mayoría vuelva a tener el control absoluto del Poder Legislativo.
La oposición, cuasi inexistente ya en la LXV legislatura, no tuvo el valor ni los argumentos para defender su representatividad, quizá en el entendido de que no serviría de nada.
Morena y sus nuevos aliados, los expriistas luego integrantes del GPI, que en cuyo caso apoyaron y defendieron la anterior reforma, tenían todas las ventajas, como las tendrán en la próxima legislatura.
El principio fundamental de la coherencia y congruencia política brilló por su ausencia, como en toda la legislatura.
La generalidad en los congresos del país es la participación de todas las fuerzas políticas, es ya sui géneris que una sola fuerza controle absolutamente todo durante todo el periodo constitucional que le compone.
Durante la votación, estuvo presente la diputada electa Tania Meza, integrante de la que será la súper bancada de Morena.
Su presencia constituye un remanso de optimismo y expectativa de democracia que descansará en, quienes, como ella, deberán pugnar porque la legislatura número 66 en la historia de nuestro Poder Legislativo no sea una vuelta al pasado.
Un pasado que no tiene más de un sexenio.
**Las expresiones contenidas en estas líneas, son opinión de ellas, y por lo tanto, no representan la postura editorial de CentralMX.
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