Por El PRI ha sido lastimado… por la corrupción
El Partido Revolucionario Institucional, el otrora llamado “partidazo” de forma jocosa por amigos y enemigos, hoy está moribundo, después de padecer las afrentas y heridas causadas por su propio ADN, por sí mismo.
El PRI, a decir de Carolina Viggiano Austria, candidata al Senado de la República por la coalición que integra su partido, el PRI, con sus históricos enemigos, de antaño, el PAN y el PRD, ha sido lastimado por personas con nombre y apellido, todas ellas ya fuera de ese instituto político, desde luego.
En entrevista exclusiva con CentralMX, la también secretaria general del PRI admitió que la marca de su partido ha sufrido descrédito por la directa responsabilidad de gente como Omar Fayad y otros expriistas que, verbigracia, han sido premiados por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
No hay duda de que esas circunstancias han lesionado al PRI, sin embargo, también el propio PRI se ha flagelado por los usos y costumbres priistas.
Esos usos y costumbres, como el que sus dirigentes se auto reserven las primeras posiciones plurinominales para las cámaras alta y baja en cada elección.
Esos usos y costumbres como los que practica Alejandro Moreno Cárdenas, de quien Viggiano Austria elogia su decisión y arrojo ante el embate de sus adversarios, pero que su forma de hacer política, tan priista, manchado por el halo de la corrupción, no le permitiría ganar una elección por tierra, como se le llama a pedir y obtener el voto de la población.
La institucionalización de la corrupción se dio con los gobiernos del PRI, con Carlos Salinas de Gortari, con Ernesto Zedillo, con Enrique Peña Nieto.
En Hidalgo, el más reciente bastión perdido por los tricolores, también ese sino corruptor hastió al electorado, lo que manifestó en las urnas.
Sin duda, las instituciones se componen de personas, y el PRI no es la excepción.
Pero el sello priista, en el inconsciente colectivo, es insalvable.
Al menos, mientras no renueven verdaderamente sus “cuadros”.
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