Sí, sí, el culpable es Calderón Peña, medios, comentócratas… ¿Y?
La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, acudió, como todo México esperaba, a su librito de demagogia de primer grado de primaria para evadir la responsabilidad en el atentado que sufrió un alcalde que le imploró ayuda.
Y al que ignoró.
La caterva de mercachifles mamarrachos que tiene a su servicio en las redes sociales y medios de propaganda, propalaron un video donde Carlos Manzo, asesinado a mansalva el sábado, agradece el apoyo del gobierno federal.
Lo que no dicen es que después de que le quitaron ese apoyo, 200 efectivos de la Guardia Nacional, envió un desesperado comunicado pidiendo que no se retirasen las fuerzas federales. Comunicado al que nadie hizo caso.
Lo mataron, según Omar García Harfuch, pese a contar con escoltas municipales y federales, que fallaron porque al asesino, maldito de él, se le ocurrió aprovechar “la vulnerabilidad de un evento público”.
¿Se habrá dado cuenta el experto en seguridad del colosal disparate al que acudió para justificar la falla de la “seguridad”?
¿En qué lugar si no en un acto público, lleno de gente desconocida, de rutas de escape, de espacios amplios, debería ser más competente un dispositivo de protección?
Exhibe García Harfuch una posible colusión o una estupidez estratégica de dimensiones enciclopédicas.
Al desvarío institucional del policía del la nación, siguió el de si jefa, la presidenta.
Aventó como siempre la culpa a Calderón, a Peña Nieto, a los medios, a los periodistas, a los comentócratas, a los dueños, a los concesionarios…
Si, ¿y?, dijera un gran amigo.
Concedamos sin suponer que todos ellos son los culpables de la desgracia que vivimos. Lo son.
La responsabilidad de arreglar ese desastre es de Sheinbaum Pardo y del gobierno que encabeza.
Y ya se está tardando.
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