Héroes anónimos y el alcalde asesinado
Estremecedor en cada segundo, el video del funeral de Miguel Bahena Solórzano eriza la piel y humedece los ojos.
La sinceridad con que la multitud que lo acompaña le llora a su alcalde muerto, arteramente asesinado, es un ejemplo para un país y un estado asediado por tragedias sociales y políticas.
Bahena Solórzano era un político querido, las exequias tradicionales de un municipio abandonado del progreso y la modernidad son elocuentes: banda musical, el pueblo entero que camina detrás de la carroza fúnebre. No hay espacio para la raja partidista, no hay espacio para la hipocresía.
No hay espacio para el zopiloteo político.
Un reconocimiento que anhelarían tener diputados y diputadas locales, federales, senadores, senadoras, secretarios y secretarias que hacen de la desgracia y de la “selfie” un botín para sus arcas.
Palabra es Acción.
Gracias a los héroes anónimos, a los que se juegan el pellejo para apoyar a la población en desgracia.
A quienes tuvieron el infortunio de no ser como los privilegiados que vivimos en Pachuca, donde lo más que llega son lluvias fuertes que causan encharcamientos por la necedad de tirar basura y la indolencia de las autoridades.
Ese personal, civil y militar que te recibe en el Guillermo Villasana la ayuda, poca o mucha que llevas; que no necesita tomarse fotos ni videos como cualquier persona que no quiere ni ostenta cargos públicos.
Como cualquiera que llega a ayudar de corazón.
Gracias.
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