Negligencia criminal… otra vez
Ya relatábamos el lamentable episodio del escueto e irresponsable tuit del expresidente Andrés Manuel López Obrador para informar del huracán Otis, que arrasó Acapulco y tomó desprevenidos a sus habitantes, en un sexenio donde las cuentas oficiales del exmandatario eran las únicas vías de información oficial.
Pero no es la única tragedia causada por negligencia, por maledicencia o por estupidez.
Muy claro el recuerdo tenemos de Tula, en septiembre de 2021, cuando el desbordamiento del río Tula provocó una inundación severa que alcanzó hasta dos metros de altura.
El saldo trágico incluyó 17 personas fallecidas en el Hospital General de Zona del IMSS de Tula, que quedó inundado.
La Conagua reconoció que las descargas de aguas pluviales del Valle de México se expidieron, premeditadamente, hacia el río Tula mediante el túnel Emisor Oriente, lo que agravó la contingencia. Nadie avisó.
El 11 de junio de este año, la Comisión de Hacienda y Presupuesto en el Poder Legislativo que preside el diputado Miguel Moreno Zamora analizará la propuesta de crear un fideicomiso por 800 millones de pesos para reparar daños ocasionados por las fuertes y, por supuesto, atípicas lluvias que cayeron en esos días en los municipios de Pachuca y Mineral de la Reforma.
La diputada Claudia Luna, del PAN, presentó en ese momento una iniciativa para adicionar tres artículos a la Ley de Protección Civil del Estado, para dar sustento legal al Fondo Estatal para la Atención de Desastres Naturales.
La propuesta busca elevar a rango de ley un fondo que ya opera en la práctica administrativa del gobierno estatal con 140 millones de pesos, pero que requiere un sustento jurídico.
De eso, nada.
La tragedia actual, 64 muertos y 65 desaparecidos, más negligencia.
Desde el lunes seis de octubre, los boletines del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) comenzaron a divulgarse en infinidad de medios de comunicación: se preveían lluvias severas para gran parte del país.
El pronóstico oficial hablaba de al menos 14 estados con lluvias de 75 mm o más, y en 10 entidades, acumulados extremos de hasta 150 mm, niveles comparados con tormentas intensas registradas en regiones vulnerables.
Del siete al ocho de octubre, la amenaza persistía sobre el Golfo de México y estados del oriente: las bandas nubosas, cargadas por humedad tropical y sistemas frontales, impulsaban descargas eléctricas, granizo y precipitaciones persistentes.
Para el nueve de octubre, el SMN emitió alertas de lluvias intensas y oleaje elevado, instando a evitar cruzar ríos, arroyos o calles inundadas.
Que los cielos “hablasen” no es casualidad ni coincidencia.
El SMN cumplió su parte: los avisos lanzados desde el 6 al 9 de octubre fueron claros e insistentes.
Pero advertir no basta cuando la negligencia, maledicencia o estupidez impide actuar con anticipación.
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