Se acabó la pantomima del pañuelo blanco
Como en el teatro, la pantomima del pañuelo blanco que representaba el expresidente Andrés Manuel López Obrador sería ya una comedia, si no fuera una tragedia.
Una tragedia, para nosotros, para el pueblo, darnos cuenta de que, efectivamente, todos son iguales. Todos, quienes se mueven en los altos círculos donde se dan los actos de corrupción.
La retórica de la “honestidad valiente” —ese estandarte morenista levantado contra los corruptos del pasado— ha derrumbado y ya ha costado demasiadas vidas.
La Marina, otrora símbolo irreprochable de integridad, se ha visto salpicada por una red de huachicol que involucra a seis marinos, entre ellos el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna —considerado incluso para el cargo más alto en Semar—, detenido junto a al menos 13 personas más; se aseguraron 10 millones de litros de diésel de contrabando transportados en un buque desde Texas, con documentación apócrifa y complicidad aduanera.
El caso alcanzó tintes macabros con el hallazgo sin vida del capitán Abraham Jeremías Pérez Ramírez, señalado por un testigo protegido como receptor de soborno, que se convirtió en la tercera víctima vinculada a esta red.
Muchos “suicidados”.
La corrupción familiar se filtra en los contratos del Tren Maya, denunciados por sobrecostos y tráfico de influencias que involucran a los hijos del presidente, como Andrés Manuel López Beltrán y Gonzalo López Beltrán, además de sobrinos y amigos cercanos.
El argumento oficial, que exime a la institución general si “no hay pruebas” o “no me quita el sueño”, se convierte en una muralla de impunidad cuando la sospecha alcanza lo más cercano del poder.
Así, lo que debió ser la revocación de un sistema corrompido se ha convertido en un reciclaje del vicio, disfrazado de transformación.
La austeridad, la transparencia, la pureza: palabras infladas que se desinflan justo cuando el poder las reclama como escudo, como protección e impunidad para los de arriba.
Esos acuerdos son cada vez más difíciles de sostener y de justificar.
Se acabó, la pantomima del pañuelito blanco.
La patraña del combate a la corrupción.
La narrativa, que tendrán que renovar.
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