Revocación de mandato a la oposición moralmente derrotada
El problema con algunos personajes de la oposición no es que no tengan la razón de su lado.
El problema es que no tienen la autoridad moral para esgrimirla sin que se les cuestione por sus propias falencias.
El diputado federal panista Asael Hernández Cerón se sube al estrado moral para cuestionar la intención del gobernador Julio Menchaca de promover la consulta de revocación de mandato.
El mismo Asael Hernández que, sin rubor, consiguió su curul federal bajo la bandera de la acción afirmativa indígena… sin pertenecer a ningún pueblo originario.
Es decir: el hombre que torció la ley para colarse por la puerta de la representatividad indígena —privilegio que debió corresponder a quien en verdad pertenece a esa comunidad— ahora presume de autoridad ética para hablar de respeto a la voluntad ciudadana y de la pureza democrática.
Y no es un asunto menor. La acción afirmativa indígena es un mecanismo constitucional diseñado para abrir espacios a quienes históricamente han sido excluidos.
Asael Hernández decidió que era más fácil “autoadscribirse” que competir de frente. Así llegó a San Lázaro. Y hoy, desde esa curul conseguida con engaño, pontifica sobre la legitimidad de un gobernador que, guste o no, ganó con votos de a de veras.
Julio Menchaca podrá equivocarse —y vaya que la idea de gastar millones de pesos en un proceso de revocación innecesario parece un exceso—, pero lo hace con el respaldo de una mayoría legítima. Asael, en cambio, opina desde la usurpación de una identidad.
Esa es la gran diferencia.
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