Qué desesperación, no tener medicamentos y sí mucha demagogia
A cucharadas, o como una cápsula cada dos horas, sin el delirante sabor del poema de Jaime Sabines, así se toman los medicamentos.
Cuando hay.
Ayer, una familia, encabezada por una mujer, bloquearon, con pancartas y con la angustia retratada en los rostros, la avenida Madero a la altura de la glorieta que distingue a la clínica del Instituto Mexicano del seguro social en Pachuca.
No faltará el encumbrado del sistema, funcionario o político, que les diga que vean La Mañanera, para que se den cuenta, están exagerando, porque ahí dirán que ya, ahora si, por fin, sin falta, el desabasto desaparecerá.
El gobierno de López Obrador se empeñó, con más necedad que voluntad, en transformar el sistema de abasto de medicamentos. La intención fue clara: acabar con la corrupción. El resultado, casi seis años después, es un camino de fracasos que hoy desemboca en las llamadas “Rutas de la Salud”.
Todo comenzó en 2019, cuando se rompió el esquema de compras consolidadas del IMSS. El discurso fue que las farmacéuticas tenían “monopolios”. La consecuencia: retrasos, licitaciones mal planeadas, desabasto documentado por la Auditoría Superior de la Federación.
Después llegó el INSABI, ese experimento que prometía gratuidad y eficiencia. No tuvo ni lo uno ni lo otro. Inventarios incompletos, hospitales sin medicinas y una crisis de credibilidad. Fue tal el fracaso que en 2023 desapareció com más pena que gloria, y sus funciones fueron absorbidas por IMSS-Bienestar.
El tercer intento fue internacional. El gobierno entregó a la UNOPS las compras. Supuestamente habría transparencia. Lo que hubo fue opacidad y lentitud: contratos sin detalle público, medicamentos que llegaban tarde o no cumplían las normas. El propio IMCO lo documentó: era más opaco que lo que ya teníamos.
Con UNOPS atorada, se buscó una solución nacional. Birmex recibió la encomienda de distribuir medicamentos en todo el país. Una empresa con experiencia en vacunas, pero sin infraestructura logística para cubrir un territorio de 2 millones de km². Resultado: cajas incompletas, entregas tardías, hospitales esperando.
Y en diciembre de 2023 apareció la Megafarmacia del Bienestar.
Una vacilada, una burla.
Un anuncio grandilocuente. En sus primeras semanas surtió apenas el 0.04% de las recetas que el IMSS no pudo cubrir en un periodo similar. Un símbolo, no una solución.
Ahora se nos dice que las “Rutas de la Salud” resolverán lo que nadie pudo: la última milla, la distribución directa. Una flota de camiones que promete llevar medicinas a cada clínica.
Las camionetitas de la salud que, se supone, o así se informó , ya comenzaron su recorrido por el pías y por Hidalgo, llevando salubridad a todos los rincones.
Pero la pregunta es inevitable: ¿por qué habría de funcionar ahora lo que no funcionó con compras consolidadas, INSABI, UNOPS, Birmex y la Megafarmacia?
Las cifras son contundentes, los experimentos fallidos están a la vista. Cinco años después, la herida del desabasto sigue abierta.
Lo demás son discursos. Burdos, grotescos, groseros.
Demagogos.
PALABRA ES ACCIÓN
¿Qué cuentas le entregarán hoy en Hidalgo a Luisa María Alcalde?
¿Por qué no viene Andy?
Bueno, ya sabemos por qué no viene.
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