Tello, Mendoza y Menchaca
más sabe el Diablo… por viejo, que por Diablo
Se sabe, y se sabe muy bien, que la juventud es una enfermedad que se cura con los años.
Pero se sabe también que:
La experiencia es la madre de la ciencia.
Quien no oye consejo, no llega a viejo.
La juventud todo lo vence… menos la vejez.
Lo que natura no da, Salamanca no presta. (Rudo, pero necesario).
A la juventud, consejo; a la vejez, respeto.
El que nunca ha probado amargo, no sabe lo que es dulce.
Para saber, hay que ver; para ver, hay que vivir.
Juventud ociosa, vejez trabajosa (¡bolas!).
No hay peor maestro que la experiencia… ni mejor alumno que el tiempo.
Quien mucho corre, pronto para. (sobre el impulso juvenil).
No por mucho madrugar amanece más temprano.
Al joven, el ímpetu; al viejo, el juicio.
El tiempo pone a cada uno en su lugar.
El absolutamente innecesario, ocioso y bizantino pleito entre Miguel Tello, secretario de Planeación del gobierno estatal y Marco Mendoza, diputado y presidente del PRI en Hidalgo, confirma ese, no solo refranero, sino sabiduría popular.
Ambos jóvenes, relativamente, pues rondarán, apenas, los 40 años, son parte de la futura generación de políticos hidalguenses que, muy probablemente, se encontrarán en algún momento en las urnas, en una campaña electoral, en espacios públicos venideros.
Ambos, cuando recuerden este momento, reirán de vergüenza y recordarán la intervención del gobernador Menchaca, con experiencia, para dirimir el berrinche de ambos impetuosos jóvenes políticos.
Nunca como ahora cobra sentido la inconveniencia de esa ley que permite el acceso a cargos públicos a jóvenes de 18 años, como edad mínima.
¿Se imaginan?
Síguelo por X: