“El poder se ejerce con humildad y cada quien debe ser reconocido por su historia y por su comportamiento”
El mensaje detrás del regaño.
Por más “velada” que parezca, la frase de Claudia Sheinbaum fue una sentencia. “El poder se ejerce con humildad” no es una declaración suelta ni una filosofía genérica dicha al aire.
Es, en el contexto actual, un llamado de atención directo —aunque no nominal— al hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien decidió irse de paseo a Japón en plena coyuntura política y partidista, Andy.
Andrés Manuel López Beltrán, mejor conocido como Andy, no tiene ningún cargo público, pero se comporta como si el apellido le concediera licencia para navegar por la política como turista privilegiado.
Su ausencia en momentos clave, su evidente lejanía de las responsabilidades colectivas de Morena y su actitud displicente, no solo reflejan soberbia, sino que contradicen el discurso de austeridad, congruencia y cercanía con el pueblo que el obradorismo ha querido proyectar.
Sheinbaum, con esa frase pronunciada durante una gira por el norte del país, no solo está intentando marcar distancia con los excesos y las imprudencias de los herederos incómodos de la 4T. También está enviando un mensaje al resto de los morenistas que se sienten dueños del poder y no sus administradores temporales. A quienes creen que, porque arrasaron en las urnas, pueden hacer lo que les venga en gana sin rendir cuentas ni dar la cara.
La presidenta sabe que Morena puede ahogarse en su propia arrogancia si no impone disciplina, si no hace valer la autoridad moral que tanto presume y que hoy se encuentra debilitada por los desplantes de hijos, hermanos, exfuncionarios y operadores de la vieja escuela priista disfrazados de regeneración.
El poder sin humildad se convierte en tiranía o en farsa. Sheinbaum lo entiende. La pregunta es si los demás —empezando por los López de apellido heredado— están dispuestos a entenderlo también.
Increíble: la mayor crisis de credibilidad de la demagogia lopezobradorista no la causó la pobre oposición, sino sus hijos, voraces, imprudentes e imbéciles.
Síguelo por X: