Suponiendo… sin conceder

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Policías asesinados ¿Y la inteligencia?

El procurador Francisco Fernández Hasbun no dudó en tomar medidas, no solo inmediatas sino rotundas, al remover de su cargo a la comandante de los dos agentes que perdieron la vida a manos de delincuentes “satánicos”, en pleno siglo XXI y en plena capital del estado, además de anunciar una reestructuración en el área, la División de Investigación.

Ambos agentes acudieron a una diligencia menor, una notificación, y fueron secuestrados, golpeados, torturados y, finalmente, asesinados por esa piara de criminales.

Pero los agentes iban con los ojos cerrados, no precisamente por la responsable de pasarles lista, sino por no tener reportes de inteligencia de los órganos del Estado encargados de esa tarea.

¿Cómo es que la Central Estatal de Información, Investigación e Inteligencia (Ci3) no tenía detectada a esa “secta” infernal? 

La dependencia, encabezada por Isidoro González Blanco, Coordinador general, tiene entre sus funciones y responsabilidades la coordinación entre instituciones dedicadas a la seguridad e inteligencia, precisamente en temas como el caso.

Al mismo tiempo, la secretaría de Gobierno, que encabeza Guillermo Olivares, también tiene entre sus competencias vigilar, controlar, regular, o cuando menos conocer a las agrupaciones religiosas que operan en el estado.

Más aún, aquellas que pudiesen representar un riesgo para la población.

La tragedia que implica el asesinato artero de los dos agentes no es solo responsabilidad de su comandante o jefe de grupo.

Tampoco es la primera vez que el aparato de inteligencia del estado falla, ejemplos sobran. 


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