Suponiendo… sin conceder

Suponiendo… sin conceder

La crisis del PRI, en Hidalgo, sin luces

El Partido Revolucionario Institucional dio importantes pasos en las elecciones municipales de Durango y Veracruz.

En la dirigencia nacional, Alejandro Moreno Cárdenas se advierte muy contento, satisfecho por esos resultados, en los que, en sus cuentas personales, ve un gran golpe en contra del oficialismo.

Y quizá los es, en la medida en que desde que llegó a la presidencia nacional del partido que gobernó el país por siete décadas, no había ganado nada en todas las elecciones en que participó como dirigente.

“El PRI es y seguirá siendo el principal partido de oposición de México”.

Y lo es, en la inteligencia de que los demás partidos cuantifican sus dobleces electorales y legislativos de acuerdo con la conveniencia de las circunstancias.

El PRI ha decidido ir de todas, todas, en contra del oficialismo, lo que quizá le reditúe electoralmente en un tiempo, digamos, no muy lejano.

Sin embargo, en algunas dirigencias estatales la cosa no va tan boyante como le parece a Moreno Cárdenas.

En Hidalgo, el partido se desmorona, con la falta de tiempo y de ánimo constructor de su presidente, Marco Mendoza Bustamante.

El también diputado local consume sus energías en escribir libros y presentarlos en todos lados, menos en Hidalgo.

Un hombre brillante, de alcances intelectuales sobresalientes, su sino político viaja en sentido contrario al de letrado.

No ha podido, sabido o querido atender las peticiones de las pocas figuras históricas que le quedan al priismo en el estado.

Los hermanos Rojo García de Alba, cuyo linaje, más que su trayectoria política, les convierte en figuras de peso, están por migrar a otro partido, en donde ya los esperan con los brazos abiertos en atención al desdén con que son tratados en su, aún, casa política.

Negar los problemas es síntoma de no querer atenderlos, Mendoza Bustamante niega una crisis económica en un partido disminuido por multas y deudas.

Niega la salida de personajes como los mencionados hijos de la historia y del exgobernador Francisco Olvera, que coquetea con la veleidosa indecisión de irse o no irse.

Mendoza Bustamante no tiene poder de decisión, no tiene intención de construir, no le interesa sentarse a negociar, tender puentes y avanzar.

La mano franca del amigo sincero quedó en el olvido, en estos nuevos tiempos estelares de la cuatroté.

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