Insensibilidad y revictimización institucional en Hidalgo
La desaparición de personas en México es una herida abierta que no deja de sangrar.
Pero lo que más duele, lo que indigna profundamente, es que quienes tienen la responsabilidad de atender esta crisis opten por la indiferencia y en el peor de los casos, la revictimización, involuntaria, desde luego.
“Él nomás es presumido porque no es malo, es maleta”: No es por maldad, es por incompetencia.
En Hidalgo, recientes declaraciones de funcionarios como el secretario de Seguridad, Salvador Cruz Neri; el secretario de Gobierno, Guillermo Olivares; y el titular de la Comisión de Búsqueda, José Francisco García Reyes, revelan una constante falta de empatía con las víctimas y sus familias.
Cuando un funcionario minimiza una desaparición o cuestiona la conducta de la víctima en lugar de asumir su responsabilidad en la búsqueda y prevención, lanza un mensaje devastador: que la vida de algunos no vale, o que “algo hizo” y por eso está en esa circunstancia.
Las declaraciones recientes de estos servidores públicos no solo carecen de sensibilidad, sino que perpetúan el estigma, al sugerir que muchas desapariciones se deben a decisiones personales o conductas “cuestionables”, como si eso justificara su ausencia o redujera la obligación del Estado de buscarlas.
Esta actitud no solo es ofensiva, es peligrosa.
Refuerza estereotipos, desalienta las denuncias y alimenta la impunidad.
Lo más grave es que proviene de quienes encabezan instituciones clave en la atención a este fenómeno.
Si desde la cúspide del poder se desestima el dolor, la desesperación de las familias, ¿qué se puede esperar del resto del aparato gubernamental?
A ello se suma la inoperancia de algunas las áreas de comunicación social, o su inexistencia, que no solo fallan en informar con responsabilidad, sino que muchas veces obstaculizan el trabajo de periodistas y organizaciones civiles que buscan visibilizar la problemática.
El silencio institucional, combinado con discursos revictimizantes, configura un abandono institucional inaceptable.
La ciudadanía no olvida, y menos aún, las madres que buscan.
Que lo tengan claro quienes hoy prefieren hablar sin pensar y callar cuando deberían actuar.
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