Cayó uno, ¿de dos?
El gobernador lo adelantó, sin dar nombres ni mayores pistas, con evidente emoción, y no es para menos, es un triunfo de su gobierno haber logrado la detención de quien, todo apunta, fue el principal ejecutor de la llamada “Estafa Siniestra”.
Una medalla para el jefe del Despacho de la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo, Francisco Fernández Hasbun, quien, sin las estridencias de su antecesor, completó la investigación en conjunto con la Interpol.
La colaboración entre la PGJEH es estrecha en estos casos, y más si la autoridad ministerial hidalguense no deja de insistir, eso ha ocurrido en todos los anteriores casos en que se lanza la “ficha roja”, sin éxito en la mayoría de ellos.
No en este, en el del excontralor del sexenio pasado, que ya tuvo éxito.
El Sistema de Localización de Detenidos en Línea del U.S. Immigration and Customs Enforcement del gobierno de los Estados Unidos confirmó que tiene bajo su custodia a CRMV.
Ya adelantó Fernández Hasbun: está en marcha el proceso de deportación a México de este sujeto escurridizo y delicado, que tramitó amparos no solo para evitar su detención sino para que su nombre no fuera “manchado” en los medios de comunicación.
Con todo y esos bretes legaloides, Fernández Hasbun llevó la investigación hasta los últimos rincones y, por fin, el resultado positivo.
Ahora habrá que cerrar las investigaciones con un proceso judicial virtualmente inmaculado para concretar todas las pruebas, evidencias, investigaciones que arrojan a CRMV como principal sospechoso de ser uno de los dos ejecutores de la llamada “Estafa Siniestra”, el saqueo más grande al erario del estado de Hidalgo.
Faltan una, de quien también existen amplias evidencias pero que, por alguna razón o algún acuerdo, no se le ha tocado ni con el pétalo de una rosa blanca.
Y eso que también disfruta de lo ganado viviendo en los Estados Unidos, pagándose estudios en universidades de prestigio.
Eso, claro, suponiendo… sin conceder que no haya nadie más inmiscuido en la sangría del sexenio pasado.
Piano, piano.
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