Por Morena: Que nunca se permita el cinismo, una carta que diga
Grandes revelaciones las que suscitó la carta enviada por la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, a la dirigencia nacional de Morena, durante su Consejo Nacional.
La misiva de la presidenta, quien se anunció como “militante con licencia”, alude a una serie de acciones que han desbordado a su partido desde hace años.
“Que nunca se permita el amiguismo, influyentismo ni nepotismo”, ordena la carta a quienes integran el partido, encabezado por la hija de una fundadora del “movimiento”, amiga cercana del expresidente Andrés Manuel López Obrador, y cuya hermana es la fiscal general de la capital del país.
Además, ya como detalle anecdótico, también lo encabeza el hijo del expresidente López Obrador, “Andy”, quien nadie duda que haya llegado ahí por sus propios recursos, méritos y habilidades políticas y retóricas, las cuales despliega en cada uno de sus discursos.
“No caigamos en sectarismo, ni, por el contrario, en el exceso de pragmatismo de principios”, exigió también la presidenta Sheinbaum.
El pragmatismo, la absoluta preferencia a lo práctico por encima de lo correcto, ha nutrido al partido en el poder con casos repetidos ad náuseam en todo el país.
La carta presidencial indica también evitar gastos en restaurantes de lujo, viajes ostentosos, ropa o artículos de lujo, así como la posesión de propiedades innecesarias y la contratación de escoltas.
Énfasis especial en la “honestidad, humildad y sencillez” y la condena radical a quienes anhelen viajar en aviones o helicópteros privados, portar ropa de marca o tratar mal a las personas”.
Las mayores alusiones llegaron cuando Sheinbaum dijo “No a un partido de Estado”, pidiendo que el partido deba fortalecerse sin caer en corporativismos.
Como los que hay en los estados donde gobierna.
Sheinbaum pidió fortalecer el instituto de formación política de Morena a través de “lecturas básicas, documentales y otros instrumentos a todos los militantes de nuestro movimiento”.
Es decir, no desea que Morena se convierta en otro PRI, semillero de chapulines sin ideales ni principios que, al primer traspié, brinquen a otro partido, en mejores circunstancias, por la vulgar ambición del poder.
Un compendio de buenos deseos y mejores propósitos, que debieron llegar, y vigilar su cumplimiento, hace cuando menos un sexenio.
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