Narcoelección judicial ¿estupidez o malignidad?
El coordinador de las y los senadores del PAN, Ricardo Anaya Cortés, calificó como “inaceptable y gravísimo” que en la elección a jueces y magistrados haya quienes están vinculados con el crimen organizado, como el llamado Z40.
Ya en este espacio hemos dado cuenta de todas las barrabasadas que han inundado el trayecto de este inédito proceso.
Todo hecho con las patas para satisfacer el berrinche y deseo de venganza de Andrés Manuel López Obrador en contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y su presidenta, Norma Piña.
Todo, con un innegable hecho: la gran corrupción que existe en el poder judicial federal.
Sin embargo, los recientes hallazgos de personajes ya instalados como candidatos a cargos dentro del PJF que están ligados al crimen organizado, llaman poderosamente la atención.
La facilidad con la que escalaron el proceso para estar dentro de las candidaturas, en la inteligencia que las votaciones serán controladas por Morena gracias a la estructura con la que ya cuenta y a la influencia dentro del sector público, resulta cuando menos sospechosa.
También están como candidatos un ministro de culto de la Iglesia de la Luz del Mundo, dedicado a defender al líder acusado de abuso sexual de niños y un juez penal destituido por el Consejo de la Judicatura Federal por abuso sexual y también apareció sorteado en las célebres tómbolas.
Un camino allanado con una facilidad pasmosa.
Ya salió como siempre, con su grandilocuencia desbocada, el senador Gerardo Fernández Noroña, a culpar al INE, al Poder Judicial, a Dios y al diablo de esos “errores”.
Lo desmintió la presidenta del INE, esas candidaturas fueron revisadas en los comités de selección del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo.
Anaya Cortes recordó que el objetivo de Morena fue tomar el control total y absoluto del Poder Judicial. Por eso se apropiaron de los Comités de Evaluación, y las cosas se están saliendo de control, porque tendrá que aclarar si es parte de un acuerdo con los criminales.
Dice el clásico acuñado en las épocas del priismo, hoy tan vigente en voz y actitud de los representantes de la transformación:
“Si grazna como pato, si aletea como pato, si camina como pato…”.
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