Suponiendo… sin conceder

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La Salle, “no pago para que me peguen”. Una experiencia enriquecedora

Compartir el coloquio sobre Ciberperiodismo en la sociedad digital con colegas y estudiantes en la Universidad La Salle Pachuca no es solo un ejercicio académico, sino una experiencia profundamente enriquecedora.

Es encontrarse en un espacio donde las ideas fluyen, las preguntas se multiplican y el oficio recupera su sentido más noble: el de construir puentes entre la realidad y la conciencia crítica de la sociedad.

Escuchar a periodistas con distintas trayectorias, visiones y enfoques es recordar que este oficio —a menudo tan exigente y desgastante— también está lleno de pasión, convicción y dignidad.

Cada testimonio, cada anécdota en el panel, revela los desafíos cotidianos de ejercer con responsabilidad en tiempos donde la verdad parece ser constantemente disputada.

Pero también muestra que hay una comunidad dispuesta a defender los valores esenciales del periodismo: la veracidad, la ética y el compromiso social.

Aún más valioso es el intercambio con los estudiantes, incluso cuando la brecha generacional se hizo todavía más evidente que con mis jóvenes compañeros periodistas.

Ver sus rostros atentos, sus preguntas cargadas de curiosidad y crítica, es una bocanada de esperanza.

Son ellos quienes están llamados a renovar esta profesión, a reinventarla sin traicionar su esencia.

Dialogar con ellos no solo invita a la reflexión, también obliga a replantearse certezas, a actualizar miradas, a seguir aprendiendo.

Un coloquio como este no termina cuando se apagan los micrófonos, deja resonancias, conexiones y, sobre todo, la certeza de que el periodismo sigue vivo, latiendo en las aulas, en las redacciones, en las calles.

Y que mientras exista este tipo de encuentros, también existirá una comunidad que no se rinde, que se piensa y se cuestiona, siempre con la mirada puesta en servir a la verdad.

Muchas gracias por la invitación de la Universidad La Salle Pachuca, a Luis Lailson Rodríguez, fue muy enriquecedor.

Aprendí más que los estudiantes gracias a mis compañeros y amigos Cinthya Carbajal, de El Universal; Federico Escamilla Bonilla, de Criterio; Mauricio Hernández, de Mira Hidalgo; Víctor Celaya, de Dinámico Informativo y Alfonso Rivera, de Pachuca Brilla.

Solo dos observaciones imperdonables: no puede ser posible que un estudiante de comunicación no sepa qué es, qué fue el linotipo y que no conozcan al autor de la pútrida frase “no pago para que me peguen”.

Tan vigente hoy en el gobierno de la transformación como en el del oscuro pasado priista.

Tan presente.


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