Por Los tiempos de dios son perfectos.
Y sus caminos, misteriosos
En conferencia de prensa, los titulares de las secretarías de Gobierno y de Contraloría, así como de la Auditoría Superior del Estado de Hidalgo (ASEH), dieron a conocer los motivos de la aprehensión en contra del presidente municipal, con licencia, de Progreso de Obregón, Armando Mera Olguín, que se llevó a cabo la madrugada de este martes.
En un clásico operativo de la policía de investigación, es decir, con labores de inteligencia y sin disparar un solo tiro, el hasta ahora candidato a diputado local fue aprehendido en su propio domicilio y trasladado al Penal de Pachuca.
En la conferencia de autoridades estatales, se detalló que el exalcalde fue auditado por un desvío de más de 10 millones de pesos, durante el ejercicio del 2022, en su labor como alcalde.
Y aunque, dijeron, otorgaron un plazo para reintegrar el recurso, se presentó un faltante de cinco millones 700 mil pesos, luego de que la ASEH emitió las observaciones correspondientes al municipio, desde finales de 2023, mismas que no fueron aclaradas y resultó en su detención.
Entre las irregularidades detectadas hay facturaciones simuladas, omisiones en la recuperación de fondos y devoluciones parciales de dinero.
La cronología jurídica es extraordinaria, en el más amplio sentido de la palabra, pues no es común que con celeridad prístina se concluya un proceso con la detención del presunto culpable.
Correligionarios y adeptos del detenido protestaron y argumentan persecución política en contra de Mera Olguín.
Guillermo Olivares Reyna, el secretario de gobierno del estado, señaló que los tiempos para hacer justicia no tienen espacios de espera.
La verdad inobjetable a la que acudió el funcionario se contrapone a la ancestral tradición mexicana de que en política no hay causalidades.
El recorrido informativo del proceso legal indica, en los hechos narrados, que el caso no incurre en la política sino en la justicia.
Aunque estemos tan acostumbrados a confundir a esta con aquella.
Si no, veamos las litis de Santiago Nieto y Alejandro Gertz, por no hablar de la larga noche neoliberal.
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