Suponiendo… sin conceder

Suponiendo… sin conceder

La Jefatura de información 4T

El expresidente Andrés Manuel López Obrador acuñó una frase que se volvió célebre, no solo por el tamaño de personaje que la pronunció y el contexto en que lo hizo, sino por el ejemplo que toda la grey del exmandatario recibió al escuchar esta perla: la “groserísima y de mal gusto línea editorial”, de cualquier medio de comunicación que no le pareciese digno de respeto.

Las clases de periodismo que dio el exmandatario federal servirían como manual de consulta de, por supuesto, lo que no se debe hacer en la materia.

Porque la mayoría de los gobernantes, políticos y funcionarios emanados de la transformación se preocupan más por lo que se publica que por cómo se gobierna.

Comunicar es gobernar o gobernar es comunicar, dice el experto en comunicación institucional y gubernamental, Rubén Aguilar Valenzuela, en disección aguda de la práctica lopezobradorista de dictar línea a los medios de comunicación, sobre todo a aquellos que no tienen el sesgo oficialista en la sangre.

Esa tentación subyugó, por momentos, al secretario de Gobierno del estado, Guillermo Olivares, quien dictó línea y discutió incluso con algunos periodistas que acudieron a la conferencia de prensa que brindó el gabinete de seguridad estatal luego de los acontecimientos del sábado ocho de marzo.

Olivares Reyna destacó, para que los periodistas presentes destacaran en sus piezas periodísticas, un suceso puntual ocurrido en la parte final de la marcha.

Pero los periodistas tenían otra visión, por dos razones, porque son periodistas y porque estuvieron ahí, en el lugar.

Es cierto, los agentes policiales impidieron una tragedia al detener a una persona, embozada, que roció gasolina al pie de las vallas metálicas apostadas en el perímetro del Palacio de Gobierno.

Es cierto, los agentes policiales ahí apostados golpearon, maltrataron y detuvieron sin razón a varias mujeres que llegaron en la marcha.

Incluso, agredieron también a algunos periodistas, sobre todo al fotorreportero Óscar Sánchez.

Resaltar “lo bueno” de la función publica no es labor del periodismo, porque eso es su obligación legal, constitucional.

Se destaca lo malo, esa es la obligación del periodismo, para formar un contrapeso en la opinión pública entre el discurso oficial y la realidad.

Eso es periodismo, lo demás son relaciones públicas.


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