Por Un día especial, este 11 de marzo
Así, como la letra de la tristérrima canción del músico español Xabier San Martín Beldarrain, en este día especial, en este 11 de marzo, la reflexión atina a prender en la mente.
Y en el alma.
Un himno a la tragedia, cuya esencia es el relato de la pérdida aún sin conocerse, de la solidaridad entre desconocidos; de la unión que genera la adversidad.
En esa metáfora, y en un día especial, este 11 de marzo, cabe la introspección y la remembranza: en un día como hoy, hace 23 años, la tragedia envolvía a cientos de personas, y la felicidad lo hacía al mismo tiempo con miles más.
Mientras alguien festejaba, lleno de júbilo y felicidad, un aniversario de vida, rodeado de amor y de esperanza, en otro plano, al mismo tiempo, historias de vida se truncaban abrupta y anticipadamente.
El mismo día, un día especial. Este 11 de marzo.
Cabe también, en un día especial, este 11 de marzo, un recuento de los años recorridos, de las personas que siguen, las que ya no están. De los amores pasados, los presentes y ¿por qué no?, de los futuros.
La brega diaria impide, en muchas ocasiones, lo que un momento de introspección, de ensimismada y absorta cavilación, facilita: observar y sopesar lo conseguido a lo largo de los años, a lo alego de la vida.
Agradecer, por ejemplo, a las amistades sólidas, a las que no se van al primer desencuentro causado por una diferencia de opiniones, de criterios, de funciones.
Las que no se ofenden cuando se privilegia, así sea en pocos momentos, el egoísmo natural al que todos tenemos derecho.
Agradecer, por ejemplo, a esas personas que permanecen a pesar de las turbulencias y, más aún, las que con las turbulencias te asen y no te evitan. No te evaden.
Agradecer a esas almas circundantes, en este día especial.
En este 11 de marzo.
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