Por Morena: la pepena y los sapos
Lo dijimos en este mismo espacio, apenas el lunes pasado: “Protagonistas del cambio verdadero”, así reza, con más optimismo que veracidad, el eslogan del proceso de afiliación que el partido en el poder arrancó en todo el territorio nacional.
El proceso de afiliación llegó al Senado de la República, en cuyas entrañas se teje toda la maraña de grilla y contragrilla que alimenta al partido fundado por el
expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Fue su hijo, el secretario de organización pero mandamás en términos reales quien certificó el procedimiento de afiliación para una serie de personajes verdaderamente impresentables.
Más que una afiliación o reafiliación fue un pago de facturas, un intríngulis de componendas en que, con intercambio de favores, se alimenta el padrón de los “protagonistas del cambio verdadero”.
Miguel Ángel Yunes, un exmilitante panista que apenas hace unos meses peleaba por no ser expulsado de ese partido, hoy levanta la mano por la cuarta transformación.
Y justifica, ladinamente, cínicamente, mentirosamente, que el cambio de partido no le afecta porque su base y su pasado “son yunistas y no panistas”.
Se engaña y en una infinita estupidez cree que engaña “al pueblo”, a la gente, pues.
Alejandro Murat, exgobernador priista de Oaxaca, afiliado también a Morena.
En Hidalgo, la lista es larga, iniciando por el también senador Cuauhtémoc Ochoa, quien “sacrificó” su posición privilegiada en el Senado en favor de Yunes Márquez.
Y lo que se viene, porque ya se vienen: expriistas afines al exgobernador Omar Fayad, encabezados por Julio Valera, quien acusó que Morena no hacía historia sino historietas.
O Alejandro Enciso, quien buscó afanosamente cabida en el Partido Verde y Movimiento Ciudadano, sin éxito, antes de adherirse a Morena en el Congreso.
La política es el arte de tragar sapos sin hacerle gestos, dicen que dijo, seguramente, algún comodino sin escrúpulos ni convicciones.
Y pedir más, y más…
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