Por La gravísima violación en el Congreso
De forma furtiva, oculta e ilegal, alguien aún no identificado modificó un dictamen en la Cámara de Diputados previo a su discusión y aprobación en el Pleno.
Legisladores de oposición señalaron la irregularidad, que consistió en el gravísimo hecho de que un dictamen, previamente analizado y discutido en la comisión respectiva, pasó al Pleno distinto a como había sido aprobado.
Al dictamen ya aprobado, que crea el Fondo de Pensiones para el Bienestar, por la Comisión de Seguridad Social, le hicieron al menos 12 cambios irregulares, es decir, la versión que discutían en sesión no era la misma que la aprobada en Comisión en 12 puntos distintos.
Doce cambios irregulares, que el autor de la reforma, Ignacio Mier Velazco, afirmó que se trataba de un “error humano”.
Un “error humano” cínicamente repetido en 12 ocasiones.
Resulta muy grave que un dictamen, aprobado en comisiones, vaya cambiado a la hora de presentarlo al Pleno, es una flagrante violación a la ley, al proceso legislativo y a la confianza que en quienes hacen las leyes deposita la ciudadanía.
El precedente será igualmente grave, pues, suponiendo…sin conceder que legisladores de oposición no se hubiesen percatado y protestado, se habría aprobado una ley completamente distinta a la que se analizó en la comisión.
A través de una votación económica, se aprobó regresar el dictamen de la Reforma de Pensiones a la Comisión de Seguridad Social, la que deberá subsanar los “errores humanos”, todos, y enviar el dictamen de regreso a la Mesa Directiva para su discusión en el Pleno, el próximo lunes.
Entre los “errores” detectados, está la modificación que eliminaba un párrafo en que la reforma no aplicaba para los trabajadores que siguen activos y por eso no retiran sus ahorros”, explicó el panista Jorge Triana.
-“No somos rateros, tenemos defectos como todos los seres humanos, pero no somos corruptos”, afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador al defender esta reforma, promovida por su partido.
Este acto ilegal alimenta la desconfianza.
Y la burra no era arisca…
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