Ansiedad, angustia y desesperación: inseguridad en Tulancingo
Hoy, hace una década, Hidalgo era evaluado como el estado más pacífico del país, por el Índice de Paz de 2014.
Eran otros tiempos y otras estrategias, pero el estado permanecía, como ahora, como una ínsula de paz en medio de estados con turbulencia.
Así permanecemos, aunque con mayores dificultades y más inseguridad palpable.
Una semana aciaga en Tulancingo, la segunda ciudad en importancia en el estado, con asesinatos, balaceras y ejecuciones.
Ante la violencia, pobladores de la ciudad convocaron a una marcha pacífica para este domingo pasado, dos de febrero, en la Velaria del Jardín de La Floresta.
El gabinete de seguridad del estado, integrado por el ejército, la Guardia Nacional, las autoridades estatales y municipales, sesionó en la ciudad de los satélites para analizar y buscar soluciones a la racha violenta que se desató.
A las pocas horas, otra balacera, al siguiente día, una manta amenazante.
Redadas y operativos para cerrar bares no solo en Tulancingo sino en otros municipios, más reuniones del Gabinete para informar que la tala clandestina ocasiona otros males como el narcotráfico.
La incertidumbre de la población es inocultable, al igual que la creciente acción de la delincuencia.
Bien lo aseguró el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, después de perder el tiempo peleándose con otros políticos: si el
Gobierno federal puede resguardar la frontera, también puede resguardar al resto del país.
La promesa de la presidenta de la República de enviar 10 mil soldados a la frontera para evitar el tráfico de drogas debe acompañarse de más elementos resguardando su trasiego.
Hidalgo no es un caso alarmante pero sí uno creciente, no es posible ya seguir con la estrategia de negar la presencia de grupos criminales.
Si cuidan la frontera, no descuiden al resto de los estados.
No descuiden Hidalgo, que en el sexenio pasado fue ignorado en materia de seguridad por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
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