Suponiendo… sin conceder

Suponiendo… sin conceder

PT y Morena, pleito por la propaganda

Nada más deseable que dos instituciones políticas luchen, con denuedo y sensatez, por convencer a la población de que la ideología que esgrimen es la mejor para el correcto desarrollo de un pueblo.

Pueblo en el sentido jurídico, no demagógico, como el conjunto de personas que habitan un territorio, en quienes reside la soberanía nacional y del que emanan los poderes del Estado.

Ese sí sería un sistema político como el de Dinamarca: aplicado en mejorar las condiciones de vida de nosotros, los gobernados.

Ese idealismo utópico palidece de vergüenza cuando vemos a dos partidos políticos, en Hidalgo, peleando la maternidad – que no paternidad, mucho más fácil de adoptar– de frases propagandísticas, cuya esencia y sentido es únicamente manipular “al pueblo”, ya en el sentido político.

El Instituto Electoral del Estado de Hidalgo (IEEH) resolvió que el Partido del Trabajo tiene un plazo de 12 horas para eliminar publicaciones que contengan el eslogan 4T, y Cuarta Transformación.

Lo que el partido de la estrella cumplió, no sin antes recriminar a Morena por agenciarse tan profundos conceptos de esa amplia ideología de convencimiento y manoseo electoral.

La resolución derivó de una denuncia hecha por Dalia del Carmen Fernández Sánchez, en su calidad de representante de Morena ante el IEEH.

Con perdón de los presentes, lo que siguió fue ver al comisionado del PT en Hidalgo, Javier Vázquez Calixto, azotarse para defender su derecho a utilizar los eslóganes propagandísticos más exitosos de los últimos tiempos, patentados por el candidato Andrés Manuel López Obrador.

Como un “legado del pueblo” construido “por todos los mexicanos que creemos en el proyecto de nación de la cuarta transformación”, calificó Vázquez Calixto las frases en disputa.

 Es ingenuo, por no decir estúpido, pensar que esas frases hechas para ganar elecciones por la vía de la manipulación sean realmente un “legado del pueblo”.

Nadie, que se sepa, ha visto a dirigentes partidistas preguntar en las colonias y los barrios, de ningún lado, los pareceres de ese ente etéreo llamado pueblo, para construir una narrativa que devenga en la forma de vida de las futuras generaciones.

No, el pleito narrativo tiene solo un origen y un fin.

Para ganar elecciones y obtener un pedazo de poder y de dinero, son capaces de eso y más.

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