Suponiendo… sin conceder

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Hidalgo: Síntomas de mala salud en seguridad

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), en junio de 2024, el 59,4 por ciento de la población mayor de edad en México consideraba que es inseguro vivir en su ciudad.

En marzo de 2024, el 61 por ciento de la población de 18 años y más en 90 ciudades de interés consideraba que es inseguro vivir en su ciudad.

El repositorio académico redalyc.org, a través del estudio “La inseguridad pública: causas

y consecuencias”, del investigador José Tapia Pérez (sociólogo)establece que la seguridad pública es un factor de atención que ha establecido procesos de política pública que van desde la implementación de acciones policiales de

“cero tolerancia” hasta la utilización de cuerpos de seguridad como los militares, con las consecuencias que ello ha acarreado.

“Sin duda es necesario establecer puntos de análisis de este complejo fenómeno que no precisa soluciones fáciles ni inmediatas, sino procesos de largo alcance que observen las diferentes aristas del problema”.

Entre las muchas variables de “mala salud” en los sistemas de seguridad pública en el país, sobre todo en los estados, es una policía municipal débil, con un estado de fuerza raquítico que las pone a merced de casi cualquier clase de tipo de criminal medianamente organizado.

La peliculesca y vergonzosa acción del día de ayer, en que un grupo de hombres armados “rescató” a secuestradores que se encontraban ya presos y procesados es una muestra de esa debilidad institucional que el crimen aprovecha para descomponer técnica o prácticamente a los cuerpos policiales y abusar así de su precaria función en detrimento de la estabilidad de la población.

Cuando eran trasladados del centro de Reinserción Social (cárcel) de Mixquiahuala al juzgado penal para una audiencia, los presuntos secuestradores fueron rescatados, sin el menor esfuerzo.

Cualquiera que haya visto producciones de acción hollywoodense sabe que el traslado de criminales peligrosos debe realizarse con estrictas medidas de seguridad, con mayor razón los expertos en la materia que en la vida real se encargan de esos menesteres.

Aunque en este caso no fueron policías municipales los responsables de dejar a la deriva los procedimientos de seguridad, sí fueron agentes de la llamada Policía Procesal”, mal armados y peor motivados.

El silencio escandaloso de las autoridades de seguridad pública contrastó con la proclividad a la conferencia de prensa prescindible, en la inteligencia de que no hay rastro de quienes aventuraron el osado operativo criminal con buenos resultados.

Esto es más serio que una escandalosa acción delnciencial, es la muestra de una enfermedad institucional que debe detenerse antes de que cause metástasis, como en tantos otros estados.

Hidalgo está a tiempo, somos, aún, un oasis de tranquilidad en el desierto de violencia.


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